jueves, 29 de agosto de 2013

Para la libertad… (II): Libertad para ser yo


Para la libertad siento más corazones
que arenas en mi pecho: dan espumas mis venas,
y entro en los hospitales, y entro en los algodones
como en las azucenas.
<<Miguel Hernández>>

Queridos lectores,

En la anterior entrada veíamos la forma precisa que tomó la libertad en los tiempos modernos, no como una propiedad universal que pertenezca en esencia a todos los seres humanos, sino como una relación social con dos extremos, en el que la libertad de uno de ellos determina la falta de libertad del otro.

Esta falta de libertad se manifestó de forma especial, aunque no exclusiva, en el lado de la producción: la división del trabajo exigía que la conducta del operario fuera determinada externamente. Pero hay un ámbito en el que la sociedad postmoderna aparentemente encontró durante el siglo XX un campo en el que cada uno de los individuos podía ser libre, sin comprometer la libertad de ningún otro: el consumo.

La historia de la sociedad de consumo aparece ligada hasta el momento de forma indisoluble al individualismo, la conciencia de ser un individuo, de ser un yo. Esto que damos por supuesto, la nítida autopercepción de uno mismo, es también un producto histórico que aparece también ligado al concepto de libertad, como hasta aquellos que analizan la libertad desde un punto de vista convencional reconocen:

El dirigente nazi que describió la revolución nacional-socialista como un Contrarrenacimiento estaba más en lo cierto de lo que probablemente suponía. Ha sido el paso decisivo en la ruina de aquella civilización que el hombre moderno vino construyendo desde la época del Renacimiento, y que era, sobre todo, una civilización individualista. [1]

Tendremos por tanto que investigar en qué consiste ser un individuo antes de investigar su relación con el consumo y la libertad en las sociedades occidentales contemporáneas.


El individuo y el individualismo

Aristóteles comenzó a pensar sobre la vida humana partiendo de la polis, le parecía natural pensar en el hombre como miembro de una comunidad, un “hombre político”. Por el contrario cuando Thomas Hobbes o John Locke pensaron sobre la sociedad o el estado, les pareció natural comenzar a hacerlo partiendo de individuos completamente independientes y presocializados. Entre esas dos formas de pensar algo había pasado que había hecho brotar la “civilización individualista”, mencionada por Hayek.

Existe un cierto consenso entre sociólogos y otros pensadores en cuanto al origen de la individualidad como valor, como algo de lo que hay que preocuparse, cuidar y potenciar. Ese origen se atribuye a la heterogeneidad de las condiciones de vida, la ausencia de una norma inequívoca para esta, lo fluctuante e indeterminado del entorno y la pluralidad de poderes y las presiones sociales. De alguna forma esa ausencia de una norma inequívoca dejaba al individuo “a su suerte”, lo que terminó produciendo una autoconciencia “aumentada”.

Emile Durkheim, uno de los padres de la sociología como parcela de conocimiento científico, atribuye el nacimiento de la individualidad moderna a la división del trabajo. De forma similar Niklas Luhmann habla de “la transición de la diferenciación estratificada a la funcional dentro de la sociedad […] con la adopción de la diferenciación funcional, las personas individuales ya no pueden estar firmemente situadas en un solo subsistema de la sociedad, sino que se las debe considerar a priori como socialmente desplazas”.

De alguna manera todos somos aliens, salvo en la intimidad, de ahí que la busquemos como un refugio. Esta situación tiene sus aspectos positivos, pero también negativos:

Este extrañamiento relativo de todas y cada una de las personas de todos y cada uno de los “subsistemas” dentro de la sociedad, abre un amplio espacio para el desarrollo individual y permite que la vida interior del individuo alcance una profundidad y una riqueza nunca logradas en condiciones de estrecho control comunitario. Pero, por otra parte, el extrañamiento mutuo de los individuos pone en duda la continuación misma de la comunicación interpersonal; de hecho, se vuelven improbables el discurso o el acuerdo significativos. Para que la comunicación tenga lugar de todas formas, las experiencias interiores de sus sujetos, organizadas por así decirlo alrededor de puntos focales separados, deben validarse intersubjetivamente, es decir, socialmente. [2]

El equilibrio entre individuo y comunidad se traspasa cuando el discurso o el acuerdo se vuelven improbables. Es entonces cuando se pone de manifiesto ese Declive del hombre público del que hablaba Richard Sennett y cobran sentido las medidas para mitigarlo.

Respecto a la validación social del yo de cada uno de los sujetos, veremos más adelante como se relaciona está necesidad con la sociedad de consumo.

Pero la condición más restrictiva que hace posible el extrañamiento del individuo respecto de su entorno, este ser un alien casi permanente, es la incorporación interna de los condicionantes externos, en forma de autocontroles:

Son estos autocontroles de la civilización, que funcionan en parte de forma automática, los que ahora se experimentan en la autopercepción individual como un muro, sea entre “sujeto” y “objeto”, o entre el propio “yo” y otras personas (“sociedad”)
La noción de individuos que deciden, actúan y “existen” en absoluta independencia entre sí es un producto artificial de los hombres característico de una etapa particular del desarrollo de su autopercepción. Se basa en parte en una confusión de ideales y hechos, y en parte en una reificación de mecanismos individuales de autocontrol. [3]

Reificación proviene de la palabra latina res –cosa- y aquí está utilizado en el sentido de un producto humano que se concibe como un hecho natural, resultado de una ley cósmica, o manifestación de una voluntad divina. De esta forma queda oculto su muy humano y muy terrenal origen.

El núcleo central de la individualidad lo obtenemos al nacer, al separarnos de nuestra madre y tomar conciencia de ser un animal autónomo. Más allá de eso el resto de nuestro yo lo adquirimos a través de la interacción con el entorno, que es la naturaleza y otros seres humanos. Un cazador-recolector o un pequeño agricultor en la sociedad feudal, era capaz de abarcar y apresar gran parte de la información que generaban el resto de humanos de su entorno: su yo y su sociedad eran muy similares, su conciencia de ser un individuo baja. Por el contrario con la llegada de la modernidad fue cada vez más difícil abarcar toda la información significativa, eso aumentó enormemente la conciencia del yo, las diferencias se interpretan como algo propio, y determinados hechos sociales o personales se interpretan como producto de leyes naturales o divinas, pero en realidad tan solo una fracción minúscula de la información que nos llega (meternos en el mar, la transición del día a la noche, oler una rosa), y por tanto de lo que somos no tiene un origen humano.


Máquinas de felicidad en constante movimiento

El siglo del individualismo (The Century of the Self) es una serie documental producida, dirigida y escrita por Adam Curtis para la BBC. Curtis parece dedicar su trabajo y creatividad a luchar contra la sentencia acuñada por Marshall MacLuhan: “El medio es el mensaje”. MacLuhan quería expresar que la principal influencia de un medio es su forma de narrar, llegando a alterar la visión de la realidad de los receptores. El lenguaje de la televisión es el del teatro, el drama, un lenguaje muy adecuado para una sociedad que busca causas individuales para enfermedades sistémicas, y que por tanto parecería inadecuado para lo que hace Curtis, que es hablar de las tendencias históricas que pertenecen a la dimensión sistémica y no personal de la vida humana. Curtis lo hace documentando “una genealogía de las ideas dramatizada”, sin ahorrarse los artificios de la telenovela: música, efectos sonoros, etc. El resultado es tremendamente bueno y singular.

El motivo de citar en este momento el documental es que comienza justo en el punto donde nos había dejado Norbert Elias, en la “reificación de los mecanismos individuales de autocontrol”.

El documental parte de las ideas de Sigmund Freud. Freud es uno de los principales voceros del típico “artificialismo” moderno al abordar la cuestión del individuo. Para la modernidad (y para Freud) el ser humano es un individuo per se, de forma natural (al contrario que Elias, que afirma que es una creación artificial), pero el individuo civilizado es algo que hay que diseñar, construir, educar, cohibir, vigilar. Esto es así porque el individuo es naturalmente irracional, dominado por pulsiones animales que es incapaz de controlar. Freud es especialmente duro con el hombre pequeño, las masas iletradas de su época. Para Freud las masas son:

…haraganas y poco inteligentes […] Para decirlo brevemente, hay dos características humanas ampliamente extendidas que son responsables del hecho de que las regulaciones de la civilización sólo puedan mantenerse con cierto grado de coerción, a saber: que los hombres no son espontáneamente afectos al trabajo y que los argumentos de nada sirven contra sus pasiones. [4]

Freud llegó a postular que el precio de la civilización era la infelicidad del hombre. Ese es el argumento central de “El malestar en la cultura”: para mantener la civilización, las pasiones del hombre deben mantenerse bajo constante control, autocontrol en el caso de las élites capaces de guiar su conducta por la razón, y por tanto trabajar voluntariamente y refrenar sus pasiones gracias a los oportunos argumentos. Por el contrario, el destino de las masas es el de la conducta determinada exteriormente, a través de regulaciones y métodos de vigilancia y castigo al estilo panóptico.

Edward Bernays, un sobrino de Freud que vivía en New York, compartía el pesimismo de su tío sobre la racionalidad de las masas. Para Bernays las masas eran simplemente estúpidas, pero en lugar de teorizar sobre la cuestión como Freud, decidió utilizar ese conocimiento al modo americano, para hacer dinero. Bernays pensó que era posible lograr que las masas desearan cosas que no necesitaban, vinculando los productos con sus deseos inconscientes. En un artículo de 1947, Bernays llamó a este proceso “La ingeniería del consentimiento”, y lo ejemplificó con una de sus primeras campañas exitosas de relaciones públicas, realizada en los años 20 y llamada “Antorchas de Libertad”. En ella Bernays había vencido las reticencias sociales a que las mujeres fumasen, vinculando el cigarrillo con el deseo de autodeterminación femenino, y su emancipación de la tutela del varón: padre, marido o hermano.


La ingeniería del consentimiento era una manipulación que apelaba a la irracionalidad del individuo, los productos se vinculaban generalmente con características que se deseaban poseer o transmitir al exterior: atractivo, seguridad, vitalidad, fortaleza, inteligencia, dulzura, sociabilidad, etc. De esta forma un objeto inanimado pasaba a formar parte de la representación del yo del individuo.

El desarrollo era debatido con preocupación en los círculos académicos y políticos, nuevamente se cernía una acusación de cinismo hacia las élites de los países occidentales, la mayoría de las cuales estaban aumentando los derechos políticos de las masas, en camino hacia el sufragio universal masculino, que todavía era raro (salvo en EEUU y Francia). Durante el siglo XIX, en el que habían predominado las ideas del liberalismo, los gobiernos se encontraban todavía limitados por privilegios aristocráticos (como la cámara de los Lores, o la monarquía) y el derecho de voto estaba restringido en la mayoría de países occidentales a varones con propiedades de un cierto valor, o con cierto nivel educativo.

¿Hasta qué punto era justificable esta manipulación de las masas? ¿No suponía una intromisión intolerable en su libertad, un engaño, manipulando sus deseos, induciendo un comportamiento que no surgía de forma natural de su propio yo? Al igual que hiciera Bentham respecto a los prisioneros del panóptico, nuevamente la felicidad se utilizó como justificación. La idea fue expresada por el presidente Hoover, que había dicho a los magnates de la industria: “Tenéis la labor de crear el deseo y transformar a la gente en máquinas de felicidad en constante movimiento, máquinas clave para el progreso económico”.

Una consecuencia secundaria de este proceso es que el estudio de la economía quedó dividido en dos ramas: la economía política y el marketing. Una considera al hombre un ser totalmente racional, la otra considera que en esencia es irracional. Esto se ha visto recientemente como corrupto y contradictorio, sin embargo, lo que expresa esta división conceptual es la división funcional dentro de la sociedad. El sujeto de la economía política es el empresario libre, guardián superior del panóptico de Bentham. Por el contrario, el sujeto del marketing es el hombre máquina/monje/soldado, cuyo trabajo debe ser reglamentado por el empresario libre, mediante la aplicación eficiente de la coerción estrictamente necesaria. No existe contradicción, ya que ambas ramas estudian a sujetos cuya posición funcional dentro de la sociedad es condición necesaria y suficiente para determinar la racionalidad de su conducta. La libertad y racionalidad en la parte superior de la estructura condiciona la no-libertad e irracionalidad de la parte inferior de la misma.

La economía, y las ideas de Bernays, estaban a punto de combinarse de una forma que cambiaría nuestra concepción del mundo, del ser humano y de su libertad.


Hay un policía en nuestras cabezas, que debe ser destruido

Curtis nos cuenta como en las décadas de los sesenta y setenta se produce una auténtica revolución en nuestra forma de ver al individuo. Las ideas de Freud no solo son descartadas por obsoletas, sino que se adoptan las contrarias: el individuo es bueno, sus pulsiones naturales no son destructivas como pensara Freud, es la castración de esos instintos, a través de los autocontroles de civilización que la sociedad ha inoculado en el yo mediante la ideología y la cultura, lo que provoca el sufrimiento, la frustración, la alienación. La tarea ahora es liberar el verdadero yo, el auténtico individuo oculto debajo de las labores de bricolaje que la sociedad realizara en él. La labor quedó resumida en la sentencia “Hay un policía en nuestras cabezas que debe ser destruido” ¿Qué hizo posible este giro?

Tras la segunda guerra mundial y de forma muy intensa hasta principios de la década de los setenta, ralentizándose después, se produce una auténtica revolución social, la transformación más rápida y de mayor envergadura en la historia de la humanidad. Esa transformación supone que el campesinado desaparezca en los países industriales. Paralelamente, mientras el campo se vacía, las ciudades se llenan. La economía se terciariza, no solo el sector primario (la agricultura y minería) pierde peso, la industria también lo hace en términos relativos frente a los servicios. Las mujeres casadas comienzan mayoritariamente a trabajar, y el número de estudiantes universitarios se multiplica entre veinticinco y treinta veces.

El cambio social más drástico y de mayor alcance de la segunda mitad de este siglo, y el que nos separa para siempre del mundo del pasado, es la muerte del campesinado. Y es que desde el Neolítico, la mayoría de seres humanos había vivido de la tierra y de los animales domésticos o había recogido los frutos del mar pescando […] Los mineros del carbón, que antaño se contaban por cientos de miles, y en Gran Bretaña incluso por millones, acabaron siendo más escasos que los licenciados universitarios. La industria siderúrgica estadounidense empleaba ahora a menos gente que las hamburgueserías McDonald´s […] En 1940 las mujeres casadas que vivían con sus maridos y trabajaban a cambio de un salario constituían menos del 14 por 100 de la población femenina de los Estados Unidos. En 1980 constituían algo más de la mitad. [5]

Estando bien avanzada está transformación social comenzó a desarrollarse una revolución cultural. Se formó un nuevo grupo independiente, con conciencia propia: los jóvenes. Este grupo desarrolló su propia cultura, vestimenta y forma de ocio, y sorprendentemente, esta etapa pasó a considerarse el punto culminante de la vida y la cultura juvenil se convirtió en dominante. Cambió radicalmente nuestra forma de ver las relaciones sexuales, las drogas, la familia. El número de divorcios se disparó, y también el de la gente que vivía sola. El auge de las drogas convirtió el crimen y la criminalidad en un negocio de auténtica importancia, y los cambios en la familia hicieron que se demandasen métodos anticonceptivos, y que poco a poco se legalizase el aborto.

Como se juntaron todas las piezas seguirá siendo objeto de debate durante largo tiempo, aunque Curtis nos aporta una secuencia lógica de acontecimientos que habría dado lugar a este cambio transcendental de la conciencia humana, pero sin duda la transformación social fue el detonante de la transformación cultural, y es en el contexto de esta última donde debemos encuadrar las ideas sobre el individuo que estaban emergiendo.

El documental narra como el fracaso en la lucha política habría llevado a pensar que en lugar de “cambiar el mundo” la labor debía enfocarse en “cambiarse a uno mismo”. En ese cambiarse a uno mismo se daba por supuesto que éramos seres defectuosos condicionados por ese policía que hay en nuestras cabezas. Mediante la terapia Gestalt de Fritz Perls se habría buscado un núcleo central del individuo, un núcleo puro y no contaminado por la sociedad, una especie de alma divina o esencia contenida en cada uno de nosotros.

Werner Erhard habría ido más lejos, al descubrir que no existe un yo propio, un núcleo similar al alma, tan solo un procesador de información. Para Erhard este era un punto de partida excelente, ya que a partir de la nada era posible recrear el individuo. Nuestra labor ya no es tan solo deshacer las labores de bricolaje realizadas por la sociedad en nuestra mente, ahora nos debemos aplicar a un auto-bricolaje para llegar a ser “nosotros mismos”, virtualmente lo que deseemos ser. Con el auge de la cirugía estética y el gimnasio, está labor ha dejado de limitarse a la mente. Pasamos de reificar nuestros autocontroles a reificar al humano en sí mismo.

Al final de ese camino están, como no, las corporaciones y empresas. Si Edward Bernays nos había enseñado a usar el objeto para representar un atributo con el cual nos sentíamos identificados, ahora la labor cambia, cuantitativa y cualitativamente: adquirir objetos para construir un yo, y recrear un yo continuamente, convirtiendo la búsqueda del objeto en una labor siempre inacaba, eterna. Había nacido la sociedad de consumo.



Sociedad de consumidores - Vida de consumo

Una crítica habitual hacia el consumismo es considerarlo un derroche, un despilfarro de recursos. Tyler Burden, el personaje de Brad Pitt en la película “El club de la lucha” expresaba eso y algo más, de la siguiente forma: “Tenemos empleos que odiamos para comprar mierda que no necesitamos”.


La crítica hacía el derroche es acertada, pero la cultura popular, a través del personaje de Pitt, nos interpela acerca de un aspecto más profundo: la libertad ¿Por qué lo hacemos? ¿Somos estúpidos como pensaba Edward Bernays? ¿A pesar de la titánica lucha para destruir al policía de nuestras cabezas seguimos siendo manipulados? La regularidad en el comportamiento implica que continúa existiendo un orden social. El primer paso de ese orden es crear la necesidad hacia lo aparentemente innecesario.

“Consumir” significa invertir en la propia pertenencia a la sociedad, lo que en una sociedad de consumidores se traduce como “ser vendible”, adquirir las cualidades que el mercado demanda o reconvertir las que ya se tienen en productos de demanda futura. La mayor parte de los productos de consumo en oferta en el mercado deben su atractivo, su poder de reclutar compradores, a su valor como inversión, ya sea cierto o adjudicado, explícito o solapado. El material informativo de todos los productos promete –en letra grande, chica, o entre líneas- aumentar el atractivo y valor de mercado de sus compradores, incluso aquellos productos que son adquiridos casi exclusivamente por el disfrute de consumirlos. Consumir es invertir en todo aquello que hace al “valor social” y la autoestima individuales.
El propósito crucial y decisivo del consumo en una sociedad de consumidores (aunque pocas veces se diga con todas las letras y casi nunca se debata públicamente) no es satisfacer necesidades, deseos o apetitos, sino convertir y reconvertir al consumidor en producto, elevar el estatus de los consumidores al de bienes de cambio vendibles. [6]

Para las jóvenes españolas y resto de residentes en el país, comprar algunos shorts (con bolsillos por dentro o por fuera) este verano no era una opción (y cualquiera que salga a la calle en cualquier localidad de España puede obtener la prueba de forma inmediata), si querían permanecer en el mercado (en sentido amplio, como lugar donde se transan relaciones humanas que no tienen necesariamente que ser sexuales o laborales). El individuo elige, y el mercado se ocupa de que la elección sea la correcta, reduciendo o eliminando la incertidumbre que conlleva toda elección. El individuo logra la representación adecuada de su yo frente a “los otros que importan” (la validación social que citábamos al principio del artículo), es decir, el futuro “comprador” (aunque sea momentáneo) del individuo. Existe la posibilidad lógica de elegir entre dos maneras distintas de obrar, aunque llamar a eso libertad puede parecer un exceso.

Como no se nos ofrece un solo estilo, sino “media docena” de estilos diferentes, uno tiene de hecho libertad, aunque –y se trata de una aclaración muy pertinente- el rango de la oferta traza un límite infranqueable alrededor de las opciones. Uno puede elegir y adoptar un estilo. Elegir en  –elegir algún estilo- no es el tema, pues es lo que uno debe hacer bajo pena de exclusión.  Pero no tiene la libertad de modificar de ningún modo las opciones disponibles, no hay otras alternativas, ya que todas las posibilidades realistas y aconsejables han sido preseleccionadas, preescritas y prescritas. [6]

Para que la reconversión del individuo en producto no sea una opción, o sea la única opción obligatoria, que no podemos dejar de elegir, es necesario que el destino de los que no logran realizar esta función, de los que no logran mostrar buenas aptitudes como consumidores, sea terrible.

Recordemos que la sociedad de consumo surge en medio de una profunda crisis económica, crisis que enfrentó a economistas keynesianos contra neoclásicos. Finalmente la economía neoclásica se convertiría para muchos en una nueva teología, pero la estabilidad de la edad de oro no se recuperó, y el crecimiento global ha seguido descendiendo de forma paulatina.

Los problemas que habían dominado en la crítica al capitalismo de antes de la guerra, y que la edad de oro había eliminado en buena medida durante una generación –la pobreza, el paro, la miseria y la inestabilidad- reaparecieron tras 1973. El crecimiento volvió a verse interrumpido por graves crisis […]
Por lo que se refiere a la pobreza y la miseria, en los años ochenta incluso muchos de los países más ricos y desarrollados tuvieron que acostumbrarse de nuevo a la visión cotidiana de mendigos en las calles, así como al espectáculo de las personas sin hogar refugiándose en los soportales al abrigo de cajas de cartón, cuando los policías no se ocupaban de sacarlos de la vista del público […]
El número de trabajadores disminuyó rápidamente en términos relativos y absolutos. El creciente desempleo de estas décadas no era simplemente cíclico, sino estructural. Los puestos de trabajo perdidos en las épocas malas no se recuperaban en buenas: nunca volverían a recuperarse […]
En los países ricos del capitalismo tenían sistemas de bienestar en los que apoyarse, aun cuando quienes dependían permanentemente de estos sistemas debían afrontar el resentimiento y el desprecio de quienes se veían a sí mismos como gentes que se ganaban la vida con su trabajo. En los países pobres entraban a formar parte de la amplia y oscura economía <<informal>> o <<paralela>>, en la cual hombres, mujeres y niños vivían, nadie sabe cómo, gracias a una combinación de trabajos ocasionales, servicios, chapuzas, compra, venta y hurto. En los países ricos empezaron a constituir, o a reconstituir, una <<subclase>> cada vez más segregada, cuyos problemas se consideraban de facto insolubles, pero secundarios, ya que formaban tan sólo una minoría permanente. [5]

En el trascurso de las batallas que originaron la sociedad de consumo, a estos “consumidores fallidos”, se los definió como infraclase o subclase (es un término muy conocido en el mundo anglosajón, que en España no es común, aunque el problema de la exclusión es similar, quizás algo menos acusado hasta el momento), un grupo en el que “elegían estar”, y que por tanto les privaba de la aceptación del resto de “clases normales”, una “aceptación” cuya privación Pierre Bourdieu definió como la peor de las privaciones posibles.

El concepto de infraclase fue utilizado por primera vez por el economista y premio nobel Gunnar Myrdal en la década de los sesenta. Inicialmente hacía referencia al riesgo de exclusión provocado por el desempleo estructural, el hecho de que con la desindustrialización el desempleo se haría permanente, con el consiguiente riesgo de crear una infraclase, un grupo de gente que sería excluida de forma permanente.

El concepto durmió el sueño de los justos hasta que fue recuperado en los años 70, precisamente cuando ese desempleo estructural comenzaba a producirse, sin embargo extrañamente reaparecía desprovisto de toda conexión con la crecientemente limitada oferta de oportunidades. Hacía referencia a grupos sin aparente relación, jóvenes madres solteras, toxicómanos, inmigrantes ilegales, absentistas escolares, etc., grupos cuya única relación entre si era que elegían la autoexclusión. Quizás alguien caía en la cuenta de que el desempleo estructural los hacía innecesarios, pero siempre es posible dramatizar e individualizar mediáticamente los problemas, mostrando sus malas decisiones.

De esta forma se ocultaba que la sociedad de consumo interpela a sus miembros no de forma absoluta, sino relativa, no mediante un examen que se pueda aprobar con un cinco, un nivel mínimo de habilidades, sino mediante una oposición, donde el objetivo es hacerlo mejor que el rival para obtener una de la codiciadas plazas limitadas. Se puede hacer oídos sordos a los cantos de sirena, a los sueños, pero es difícil no prestar atención a las pesadillas. La seducción y el miedo cooperan para poner en marcha la sociedad de consumo, la libertad ni está ni se la espera.

Desarmar, restar poder y suprimir a los jugadores desafortunados y/o fallidos es por lo tanto el complemento indispensable de la integración a través de la seducción en una sociedad de consumidores guiada por el mercado. Los jugadores impotentes o indolentes deben permanecer al margen. Son los residuos del juego, productos de desecho que el juego debe seguir decantando si no quiere que sus engranajes se atasquen y detengan y así tener que declararse en bancarrota. Si esa decantación de los residuos se detuviera o mermara, no se les mostraría a los jugadores el aterrador espectáculo de lo que les espera (la única alternativa, según se les dice) si abandonan el juego. Esas visiones son indispensables para lograr que sigan dispuestos a soportar las penurias y las tensiones provocadas por una vida dentro del juego… y es necesario mostrárselas repetidamente para que no olviden el duro castigo que reciben la pereza y el descuido, y así mantener viva la voluntad de permanecer en el juego [6]

Bajo el concepto de los “estilos de vida” y de los individuos autoexpresivos, que buscan la autorrealización, se encontraba la idea de felicidad individual. En gran medida la libertad se había identificado con la búsqueda de la felicidad personal, si bien son cosas muy distintas. La sociedad de consumo por tanto, aunque sea tan solo por la suma de sus partes, las multitudes (no confundir con los grupos) que junta y dirige, afirma que su máximo fin es la consecución de la felicidad individual. De hecho, expresar infelicidad, o un nivel de alegría por debajo de la media, es uno de los atributos que podrían conducirle a uno al pelotón de cola de los mercados, ya sean los de venta de trabajo o los de cualquier otro tipo de relación humana que sea transada en ellos.

Es por tanto justo juzgar a la sociedad de consumo por aquello que promete, aquel que afirma ser su objetivo supremo, y en consecuencia podemos afirmar que dicha sociedad es un rotundo fracaso. Cuando se interroga al individuo en la intimidad, mediante encuestas objetivas, a cubierto del estigma que esto le podría acarrear en público, los resultados muestran a las multitudes como agregados de individuos infelices.

Como sugiere la evidencia recogida por Richard Layard en su libro sobre la felicidad, la sensación de ser feliz crece a medida que se incrementan los ingresos sólo hasta determinado umbral. Ese umbral coincide con el punto de satisfacción de las “necesidades básicas”, “esenciales” o “naturales”, vale decir, con esas mismas razones para consumir que la sociedad de consumidores condena por primitivas, inmaduras, o excesivamente tradicionalistas (y de hecho intrínsecamente opuestas a la felicidad) y que intenta por todos los medios desplazar o reemplazar por deseos más flexibles y expansivos y apetencias más imaginativas e impulsivas[…]
La capacidad del consumo de aumentar la felicidad es bastante limitada, pues no es fácil extenderla más allá del nivel de satisfacción de las “necesidades básicas” (distintas de las “necesidades del ser”, definidas por Abraham Maslow). Y cuando se trata de esas “necesidades del ser” o “autorrealización”, según Maslow, el consumo demuestra ser, la mayoría de las veces, francamente inoperante en tanto “factor de felicidad”.
El segundo motivo: no hay ninguna evidencia de que con el crecimiento del volumen total (o “promedio”) del consumo también aumente el número de personas que dicen “ser felices”. Andrew Oswald del Financial Times sugiere que más bien se verifica la tendencia contraria. Concluye que a los habitantes de países ricos y altamente desarrollados, con economías basadas en el consumo, la riqueza no les ha concedido la felicidad. Por otra parte, también hay que decir que ese fenómeno negativo y las causas del malestar y la infelicidad, como el estrés o la depresión, horarios de trabajo extensos y antisociales, el franco deterioro de los vínculos, la falta de autoestima y la desesperante incertidumbre de no saber si uno está a salvo y en “lo correcto”, tienden a crecer en frecuencia, volumen e intensidad […]
A medida que el juicio avanza, se van acumulando las pruebas contrarias a la tesis de la demanda, pruebas que sugieren que una economía orientada al consumo promueve activamente la desafección, socava la confianza y profundiza la sensación de inseguridad, hasta convertirse ella misma en una fuente de ese miedo ambiente que prometía curar o ahuyentar, ese miedo que satura la vida líquida moderna y es la causa principal de la infelicidad propia de esta época. [6]

La depresión, la ansiedad y el stress son las enfermedades sociales que han sustituido a la histeria de la época de Freud. La soledad y el miedo son los compañeros habituales de viaje del individuo asocial postmoderno. Hemos creado un mundo opulento, si comparamos nuestra riqueza y confort material en términos históricos esta es enorme, pero también los conflictos latentes. Existe un notable contraste entre el éxito material y el fracaso social que es de sentido común, según el gran sociólogo Richard Wilkinson:


Quizás parte de esta ansiedad sea consecuencia de la insatisfacción permanente. El mayor enemigo de la sociedad de consumo, su pesadilla, es un consumidor satisfecho. La sociedad de consumo, como saben algunos de los lectores que nos leen, que provienen del Oil Crash, hace del derroche su bandera. Para que las ruedas de la economía giren, y creen “puestos de trabajo”, el tránsito del objeto desde el centro comercial a la basura debe ser lo más rápido posible, tan rápido que quien se demore en su uso deberá tirarlo sin apenas haber obtenido una mínima satisfacción.

Los templos del siglo XXI no son catedrales

La propaganda, o el análisis superficial, nos hablan de la habilidad de las corporaciones para desarrollar nuevos ingenios, para crear nuevas necesidades. Por el contrario, un análisis más exhaustivo revela que la urgencia en desprenderse de los objetos apenas usados, se logra a través de la degradación del pasado. Vituperar, denostar, descalificar “lo viejo”, para ensalzar “lo nuevo”, el nuevo “maná”, o “bálsamo de fierabrás”, que se presupone calmará todas las aflicciones, aunque sea tan solo durante cinco minutos, el tiempo necesario para convertirse en “viejo”.

Muchas de los millones de mujeres que en este momento arrojan a la basura el maquillaje beige para llenar sus bolsos de colores intensos probablemente dirán que arrojar el beige a la basura es un efecto secundario de la renovación y el progreso del maquillaje y un sacrificio triste pero necesario que hay que hacer en aras del progreso. Pero algunos de los miles de gerentes que ordenan el reaprovisionamiento de los centros comerciales probablemente admitirán, en un momento de franqueza, que colmar los estantes de cosméticos de colores intensos surgió de la necesidad de acotar la vida útil de los beiges, y así mantener activo el tránsito en los depósitos, la economía en movimiento, y las ganancias en ascenso. ¿Acaso el PIB, índice oficial del bienestar de la nación, no se mide según la cantidad de dinero que cambia de manos? ¿Acaso el crecimiento económico no está impulsado por la energía y actividad de los consumidores? Y el consumidor que no es activo para deshacerse de las posesiones gastadas y obsoletas (de hecho, de lo que haya quedado de las compras de ayer) es un oxímoron… como un viento que no sopla o un río que no fluye. […]
Lo que mantiene con vida a la economía de consumo y al consumismo es el menoscabo y la minimización de las necesidades de ayer y la ridiculización de sus objetos, ahora passés, y más aún el descrédito de la idea misma de que la vida de consumo debería regirse por la satisfacción de las necesidades. El maquillaje beige, que la temporada pasada era un signo de audacia, ahora no sólo es un color pasado de moda sino también aburrido y feo, y más aún, un estigma vergonzoso y una marca de ignorancia, indolencia, ineptitud o flagrante inferioridad, y el acto que poco tiempo atrás solía indicar rebelión, audacia y “estar a la delantera del pelotón de la moda” se convierte rápidamente en síntoma de pereza o cobardía (“Eso no es maquillaje, es una capa de yeso”), una señal de haberse quedado atrás, incluso tal vez haberse quedado afuera… [6]

Lo más absurdo es que el objeto, que gracias al “talento” de Edward Bernays se había convertido en un mediador en las relaciones humanas, en la sociedad de consumo se convierte en sustituto de la relación, precisamente lo que nos han arrebatado. El tiempo dedicado a la adquisición del objeto, incluida la correspondiente jornada laboral, es tiempo que se resta a las relaciones humanas, pero precisamente el objeto se adquiere tratando de mejorar o mediar esas relaciones. Podríamos decir que se “materializa” la relación. Nuevamente según Richard Wilkerson:


Pero no una relación cualquiera, sino una relación jerárquica, en la que el objeto se convierte en símbolo de las antaño sólidamente establecidas clases sociales. Pierre Bourdieu señala que las diferencias entre las posiciones sociales son los verdaderos intereses de la competencia según los define el mundo del consumo

A la luz de este análisis, queda claro lo que antes parecía un rompecabezas: como sujetos supuestamente libres confabulan para alienarse y destruirse mutuamente de una forma que íntimamente todos consideran absurda. La retórica del individuo soberano, que con sus decisiones de consumo daría lugar a una “democracia mejorada” aparece bajo esta luz como un mal chiste. En este orden el individuo es un cero a la izquierda, un títere, una marioneta. Privado de la capacidad para reglamentar su trabajo por unos derechos preestablecidos, la búsqueda del yo y de la identidad, que pretendía liberarnos de la regulación normativa externa fuera del ámbito del trabajo, hizo al guardián superior del panóptico (y sus tecnoburócratas de élite como Edward Bernays) dueño de nuestros sueños y nuestras pesadillas, al tiempo que materializó y cosificó lo que quedaba de humano en nuestras vidas. Parafraseando a Margaret Thatcher podríamos afirmar “No existen los así llamados individuos y familias… solo hay sociedad”. No hay libertad, tan solo orden, el orden definitivo capaz de desterrar cualquier atisbo de disidencia, un orden que obligando a elegir entre opciones preestablecidas, castiga muy duramente la no elección, la falta de cooperación con el orden, que es automáticamente detectada y anulada.

En los albores del siglo XXI, el mercado invadió con su estúpida ley de máquina todos los aspectos de la VIDA. De lo más profundo e irreductible de la VIDA surgió un grito desgarrado, está llamando a la lucha, para la libertad.


[1] Camino de servidumbre <<Friedrich A. Hayek>>
[2] Libertad <<Zygmunt Bauman>>
[3] El proceso de civilización <<Norbert Elias>>
[4] El porvenir de una ilusión <<Sigmund Freud>>
[5] Historia del siglo XX <<Eric Hobsbawm>>
[6] Vida de consumo <<Zygmunt Bauman>>



Epílogo: <<Cambiar el mundo>> vs. <<Cambiarse a uno mismo>> y las “revoluciones” de 1968

Una letanía típica de los tiempos actuales, que es posible escuchar a mucha gente de forma independiente (aunque este hecho posiblemente no baste para convencerles de que es una afirmación que no surge por si misma de su yo, sino que es parte de la ideología actual) es que debemos cambiarnos a nosotros mismos, en lugar de cambiar el mundo. Debemos hacer hincapié en el individuo, en el yo, y no en el sistema, y el activismo político no es necesario.

Adam Curtis, en el capítulo tercero de “El siglo del individualismo”, identifica el nacimiento de esta idea, el abandono del activismo político, con la represión estatal. El 4 de mayo de 1970, cuatro estudiantes de la universidad de Kent State morían abatidos por disparos de la Guardia Nacional. Estos hechos, presuntamente fortuitos (aunque recientemente han aparecido pruebas que lo ponen en duda), habrían desanimado a los activistas.

Mary Vecchio grita sobre el cuerpo sin vida de un estudiante

En realidad esto parece más una justificación a posteriori. En primer lugar, las protestas se recrudecieron hasta que la amenaza del reclutamiento forzoso para la guerra de Vietnam desapareció.

En segundo lugar, y considerando ahora de forma general todas las protestas de finales de los sesenta (no solo las de EEUU, recordemos que en realidad comenzaron en Europa) y las protestas similares que se han seguido produciendo con posterioridad, no debemos olvidar que se trata de protestas estudiantiles. Son protestas que tienen que ver con el papel especial que pasó a jugar en nuestra sociedad ese nuevo grupo social, los jóvenes. Un grupo que disponía de especial libertad, y de tiempo para establecer relaciones humanas de reconocimiento y cooperación. En realidad hay razones para pensar que los “revolucionarios” se comportaron como consumidores.

Lo que resultaba aún más significativo es que este rechazo no se hiciera en nombre de otras pautas de ordenación social, aunque el nuevo libertarismo recibiese justificación ideológica de quienes creían que necesitaba esta etiqueta, sino en el nombre de la ilimitada autonomía del deseo individual, con lo que se partía de la premisa de un mundo de individualismo egocéntrico llevado hasta el límite. Paradójicamente, quienes se rebelaban contra las convenciones y restricciones partían de la misma premisa en que se basaba la sociedad de consumo, o por lo menos de las mismas motivaciones psicológicas que quienes vendían productos de consumo y servicios habían descubierto que eran más eficaces para la venta. [5]

El consumismo crea la ilusión de la elección plenamente libre y soberana, que tras el fin del periodo estudiantil hay que confrontar con la entrada en el sistema. La ilusión cognitiva creada por el consumismo hace creer al individuo que la realidad es maleable, dúctil, pero no es verdad. La inexorable entrada en el sistema se vive entonces como una contradicción, una derrota, entonces uno se agarra a ese “cambiarse a uno mismo” que terminará cambiando el mundo como a un clavo ardiendo.

La realidad muestra un contraste extraordinariamente notable entre la jerarquía de fines que afirmaban tratarían de lograr cooperativamente los estudiantes (entre los que destacaba un profundo rechazo a los valores materiales), y el tosco materialismo extremo que terminó imponiéndose después. En la juventud, dejando a un lado las obligaciones académicas, uno es relativamente libre, pero con la madurez uno debe “volver al redil” y es entonces cuando necesitamos autojustificarnos, y si eso no basta podemos tomar nuestra ración matutina de Soma, como diría Aldous Huxley:

Si por desgracia se abriera alguna rendija de tiempo en la sólida sustancia de sus distracciones, siempre queda el soma: medio gramo para una de asueto, un gramo para fin de semana, dos gramos para viaje al bello Oriente, tres para una oscura eternidad en la Luna [7]

Si es posible mantener la idea de que cambiándose a uno mismo es posible cambiar el sistema, es debido a la pobre comprensión de nuestra naturaleza: el individuo es el sistema, o mejor dicho, es una parte del sistema. Gracias a que es tan solo una parte y que le resulta imposible abarcar la totalidad, puede ser un individuo.

Para cambiar el sistema hay que ser soberano: poder elegir no participar en él. La “revolución” en EEUU a finales de los sesenta tenía dos caras: los hippies, que optaron por autoexcluirse e intentar construir una sociedad paralela, y los yippies, el partido de la juventud, que optó por el activismo político. Los hippies optaron por la “salida” (del mercado), los yippies por la “voz” (en la política). En esencia estas son las únicas formas de las que dispone el ciudadano para lidiar con los poderes que le dominan, ya sean empresas o gobiernos.

La idea de una serie de individuos ejemplares, que con su mera ejemplaridad propicien la difusión de unos valores que hagan “cambiar el sistema” no se sostiene. Tarde o temprano el individuo ejemplar tendrá que entrar en contradicción con el sistema, y entonces para mantener sus valores tendrá que optar por “la salida”. Y en esa “salida” se convertirá en un ermitaño, salvo que opte por la cooperación con otros en la construcción de alternativas. Por otro lado, al renunciar a “la voz”, solo consigue que la de otros se haga más fuerte, dentro de un coro que se oye como un caos estridente.

Abrumado por la magnitud de la tarea, por lo inasumible del desafío ético que supone mitigar los daños colaterales de la ciega obediencia a la máquina, el individuo escoge el camino fácil de la alienación. Se recurre a leyes naturales inexistentes para afirmar que “el ser humano es así”, o bien se trata de disociar a toda costa los hechos terribles que vemos a diario de nuestro comportamiento. En último caso, se recurre a la procrastinación, la postergación de la acción para un futuro, “cuando suficientes individuos cambien por sí mismos”. Pero sabemos lo falaces que son esas estrategias, el pensador ecologista Satish Kumar las desmonta en dieciocho segundos:


Tanto los hippies como los yippies fracasaron (hasta cierto punto, ya que pararon la guerra de Vietnam y poco a poco obligaron a los estados a prescindir del soldado para recurrir al mercenario) y nuestro mundo se encaminó a una “salida” de la política. Con el fin de la edad de oro y el comienzo de las décadas de crisis, junto a ese declive del hombre público del que nos hablaba Richard Sennett, se inicia el movimiento de apatía política del ciudadano, que con tanto fervor han cultivado los políticos, pero que en realidad representa un declive de las fuerzas tradicionales de la democracia liberal, que van perdiendo terreno, en un movimiento que nadie sabe hacia dónde nos lleva.

El fascismo ha regresado con fuerza en países como Francia o Grecia, aunque de momento creen tenerlo bajo control, mientras entre el grueso de no votantes ha ido creciendo el número de anarquistas, sobre todo en países hispanohablantes, pero últimamente también en Alemania y en los anglosajones. Por último, los hay que afirman que la clave está en prescindir de las ideologías, y entre estos hemos visto surgir algún partido (Movimiento Cinco Estrellas en Italia) que afirman que los políticos son una clase especial de personas, distinta del resto, y que si en lugar de “políticos”, utilizamos “ciudadanos” para gobernarnos, lograremos deshacer el nudo gordiano.

En la última entrada de la serie intentaré mostrar las causas de esta crisis de la democracia tradicional, como se relaciona con los cambios acaecidos en la década de los setenta, y como ha quedado servida la “libertad pública”, el derecho ejercido con entusiasmo a manejar las cosas públicas, con estos cambios. Por último, daré un par de tímidas pinceladas sobre un posible camino futuro, y haré alguna humilde recomendación a los revolucionarios de todos los países.


[7] Un mundo feliz <<Aldous Huxley>>

46 comentarios :

  1. Vaya mi enhorabuena por delante.
    Estás centrando el problema de una manera magistral, a lo Bauman. Es lo bueno de hacer buenas lecturas y tener una muy buena cabeza, pero un mejor corazón.
    Es curioso que, desde institutos liberales, se esté abogando por el sufragio censitario, excluyendo a los que no puedan pagar su voto. Y si ven que eso les señala como lo que son, entonces explican que nuestra libertad la demostramos cuando actuamos en el mercado.

    http://www.juandemariana.org/comentario/5987/defensa/voto/censitario/

    http://www.juandemariana.org/comentario/5997/alternativa/democracia/

    La cuestión es que, para los que nos alineamos en otro tipo de libertad humana, no existe casi posibilidad alguna de expresarnos... o, por lo menos, tener la mínima posibilidad de ser escuchados. ¿ no crees que, la sociedad de mercado nos ha provocado una especie de mutación por la que no somos capaces de escuchar ni comprender a los demás porque ni siquiera les concedemos ese derecho de expresión ?

    No sé si me he sabido expresar, pero bueno, gracias Jesús.

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    1. Buenas Urbez,

      Gracias por lo del corazón, precisamente ahora he visto algo que me ha preocupado, y tu comentario me ha cambiado el ánimo.

      Te puedo asegurar que este es el artículo más trabajado de todos los que llevo escritos en el blog, y el último de la serie que me queda por delante va a ser de aúpa. El objetivo final aquí, era mostrar cual es el mecanismo que hay detrás de todo, desenmascarar "la reificación", esa niebla que se apodera de nuestra mente para mostrarnos como "natural" algo que es humano y terrenal.

      Respecto a lo que comentas de los "liberales", te has adelantado al último artículo. En efecto, hay una falsa identificación liberalismo=democracia, que históricamente no se sostiene. En esencia el liberalismo es la ideología que defiende el tipo de sociedad que se originó en el siglo XIX tras la doble revolución, industrial y francesa, un tipo de sociedad que podemos llamar "sociedad burguesa". Esa sociedad NO ERA democrática, esto hay que tenerlo muy claro, era heterogénea, pero en determinados países había límites al derecho al voto en función de la propiedad, la educación o la renta. En definitiva, piden lo que siempre han pedido, no representa ninguna sorpresa, siguen como siempre. Desgraciadamente vivimos en sociedades divorciadas de su pasado, y la mayoría de la gente desconoce ese dato, igual que desconocen que los liberales en Italia le dieron el poder a Benito Mussolini, por miedo a la izquierda. En el siglo XIX el liberalismo estaba más próximo, o quizás en medio, de la izquierda y la derecha, pero con el paso del tiempo de forma natural, y conforme la sociedad burguesa cada vez estaba más lejos, se ha ido identificando con la derecha, que siempre ha defendido el tradicionalismo. Por último se han desprendido también de la idea de progreso, ahora mismo la única tradición heredera de la ilustración que pervive en política es la izquierda.

      Respecto a lo que comentas sobre la dificultad de expresarse, precisamente el objetivo de estos post para mi era tener una idea clara de lo que es la libertad y lo que representa. Si de ellos obtienes herramientas con las que razonar, y mostrar a quien quiera que la cuestión de la libertad no es un tema cerrado y dado por zanjado, me sentiría muy orgulloso. No te amilanes y demuestra en cualquier foro que defendemos la libertad real, la de verdad.

      Un abrazo amigo,

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    2. Gracias por lo del corazón ♥? Gracias a Ti por Ser primero que Estar,y si eres un privilegiado: de ConCiencia que admiro y así por esa Teoría matemática...: me haces sentir la privilegiadan-Da2Separa2.

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    3. Hola Estefanía,

      A los que nos movemos en el margen del sistema no nos sobran lectores que nos dediquen un cumplido. Gracias a ti también por tu efusiva acogida. Espero que te decidas a enviarme tus escritos.

      besos y abrazos de corazón

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  2. Excelente como siempre.

    ¿Algún día tendrás tiempo para traducir el libro de Zarlenga?

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    1. Buenas Anónimo,

      Es difícil saber el tiempo que tendremos por delante, en mi empresa por ejemplo, están haciendo un ERE.

      De todas formas aunque parezca lo contrario yo no sé suficiente inglés para hacerlo, mi idea siempre ha sido que esa labor tendría que partir de un esfuerzo colectivo. Habría que hacer una asociación con interés en sistemas monetarios alternativos, o en economía ecológica, e intentar publicar ese y otros libros a través del "crowfunding". Me había dado un año para estudiarlo.

      Personalmente lo que si haré es sacar al menos otros cuatro artículos sobre la cuestión, pero con el tiempo.

      Un saludo,

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    2. A mí no me importaría pagar en absoluto, pero lo que sí que no puedo es participar ya que no sé ingles.

      (el anónimo de antes)

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    3. Buenas Campos,

      Mi idea de cooperación es una pequeña estructura que se ocupe de montar una plataforma de crowfunding, contactar con un editor, con un traductor, establecer relaciones con los propietarios de los derechos, y poco más. El dinero lo pagaría el que compre el libro (es decir, el que se compromete a pagar una vez se tiene constancia de que se alcanzan los fondos necesarios), y sería para pagar un traductor y el libro físico. Hacer eso bajo el paraguas de una asociación sin ánimo de lucro, como AMI en EEUU o Monetative en Alemania, sería ideal. Lo que hay que hacer no es mucho, con apenas cinco personas lo sacaríamos adelante en poco tiempo, pero estoy pendiente de mirarlo en detalle.

      un saludo,

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    4. Pues aquí tienes a un argonauta más ;)

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  3. Enhorabuena por el artículo, me ha gustado especialmente la parte "Cambiarse a uno mismo", menuda colleja me has dado, gracias.

    ¿Se puede amar la libertad y no ser liberal? Escuela austriaca, espero el último capítulo de la serie para que me convenzas de lo contrario.

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    1. Buenas vaia,

      No sabía que eras austriaco, en el último post tendré que dar un poco de cera a algún representante de esa escuela. Me consuela que es alguien que está muerto (Hayek), espero que no te ofenda.

      Hasta ahora lo que he hecho es mostrar las contradicciones a las que ha dado lugar, a nivel práctico, el concepto de libertad que se convirtió en dominante en nuestra era. En el siguiente post concreto, voy a intentarlo al menos, una forma distinta de libertad, que en parte da valor y pone en sentido también las libertades positivas, cuya única limitación potencial debe ser el ámbito que la supera y en el cual esa libertad se integra, que es la vida, el principio superior sin el cual ningún otro valor tiene sentido.

      un saludo,

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  4. Gran artículo, de lo mejor que se puede leer, desenmascarando la verdad de nuestras vidas, y sobre todo enfrentando al monstruo cara a cara y atacándole en su mismo corazón. Si tan solo unos pocos logran ver la verdad en si mismos leyendo estas líneas, estaremos haciendo sangrar al monstruo.
    Esta es la clase de guerreros que se necesita para salvar el mundo, y no marines imperialistas, ni fuerzas de seguriadad de la ONU, gracias a vosotros se construye un mundo mejor, y sobre todo más igual, porque la base de la igualdad está en el conocimiento y la formación empezando desde la verdad.

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    1. Gracias Chema,

      Es uno de los mejores cumplidos que he recibido. Creo que tu definición es perfecta: "hacer sangrar al monstruo", "echar granos de arena en los engranajes de la máquina". Cuando veo las grandes iniciativas que están surgiendo quiero creer que tarde o temprano la humanidad despertará, y con su ya famoso "gancho de izquierda" terminará enviando el monstruo a la lona ¿cuando? Esa es la cuestión, hemos perdido 40 años tontamente desde el 73.

      un abrazo

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  5. Felicidades Jesus por tus siempre magníficos artículos, que lamentablemente siempre saben a poco y nos dejan con hambre de "mas".

    Pero se agradece el esfuerzo de alguien lucido, entre tanta podredumbre y banalidad intelectual que nos rodea.

    Tu trabajo desinteresado y el otros pocos, aportan siempre ese granito de esperanza en la condición humana, de pensar que no esta todo perdido, pequeñas y fulgurantes luces en un mar de oscuridad, que nos alegran, a algunos, el día.

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    1. Muchísimas gracias Anskarius,

      Empecé esta serie de post sobre la libertad sin tenerlo previsto, y está resultado una aventura apasionante. Me alegra que sea también así para algunos lectores.

      Recuerda que me ayudarías mucho si le toda la difusión que sea posible

      un saludo,

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  6. Impresionante artículo Jesús. Muy bien sintetizado dentro de la complejidad que lleva el asunto y desvelando lo que no vemos. Llevaba unos días leyendo por encima pero no me concentraba por otros motivos y ayer ya me senté más tranquilo y he disfrutado, aprendido y pensado al respecto. Me encanta sobre todo de tus artículos, la mirada hacia atrás, el proceso histórico sin el cual no se puede analizar lo que acontece ahora. Ese contexto de la libertad, me ha recordado a Howard Gardner cuando analiza la Bondad en la antigüedad y que se guiaba por la reciprocidad del grupo en donde la “libertad individual” esta constreñida en algo más grande como la comunidad. Sin embargo en el siglo XXI esa reciprocidad del grupo se ha diluido por la división del trabajo, los múltiples roles e identidades que se han surgido etc.. Sólo queda constreñir esa “libertad individual” en una ética de los roles como padre/madre, trabajador en tal empresa, ciudadano del mundo etc.. Bastantes roles que gestionar pero sobre todo una fuerte consciencia, educación para salir del matrix y que blogs como el tuyo ayudan. Ya impaciente por ver el tercero.

    He encontrado estos días este reportaje de la ONU escrito por Herman Daly, Tim Jackson entre otros

    http://is.gd/NhaDE0
    donde hace una visión de 2050 (Ficticia y optimista) que encaja un poco con el concepto de bienestar responsable y que se podría enlazar con esa libertad constreñida con la responsabilidad. Aparte el reportaje es de lo mejor que he leído y sintetiza e ilustra con gran perspectiva todo los problemas sociales y medioambientales en los que estamos inmersos.

    Por otra parte, aunque pertenece a tu otro escrito sobre la libertad, estuve viendo hace unos días un documental que tenía ganas de ver y que tiene mucha relación con el tema de las revueltas o movilizaciones que indicabas.
    http://www.youtube.com/watch?v=dHezFksIM68

    P.S Vaya sorpresa que me has dado con el video de Satish Kumar, que está detrás de la ONG donde colaboro. A ver si antes que acabe el año lo conozco en persona.

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    1. Buenas Bienestar,

      Muchísimas gracias por tus aportes, siempre interesantes. El vídeo lo veré en cuanto pueda, y el texto también quiero leerlo en cuanto pueda.

      Precisamente alguna de mis propuestas van en la misma línea que las de Herman Daly, seguramente las expondré mejor en un 4 artículo, dado que el tercero es también complejo.

      Precisamente sobre como encajar el concepto de "responsabilidad" en la libertad, nos puede decir mucho la historia, el ideal republicano, la educación. Hay que leer a Cornelius Castoriadis

      http://www.upf.edu/materials/fhuma/etfipo/eticaa/docs/39.pdf

      Curro todo lo que puedo, espero poder sacarlo pronto

      un saludo,

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  7. Sólo unos añadidos y/o confirmaciones a tus correctos conceptos de libertad e indiviudalismo. Individuales eran las amebas, protozoos y resto de organismos unicelulares hace 1.000 millones de años. Palmaron todos ellos y dieron paso a los organismos pluricelulares, por supuesto. Y ellos dieron lugar a organismos cada vez más y más complejos, intercomunicados, cooperativos y comunitarios. Hasta hoy. El individualismo palmo al poco del inicio de la vida. No hay mucho que explicar sobre esto, excepto a los bebes (es decir, los liberales). Es una falta de respecto intelectual grave defender posiciones individualistas. Libertad: si nos referimos con ella al aumento de la capacidad de obrar (la mejor definición racional) en el mundo de un determinado inidividuo, esta claro que esa capacidad de obrar, esa libertad, AUMENTA precisamente con el aumento de la socializacion, la interconexión, la comunidad, la cooperación de los individuos. Y DISMINUYE con el proceso contrario: individualización, desconexión social, disminución de lo publico, de lo comun, etc.. Individualismo y economía politica: no por casualidad, desde finales de los ochenta (caida del Muro de Berlin) el planeta (todo) esta retrocediendo en el camino evolutivo hacia una mayor integración y comunidad. Resultado: burbuja, recesion y estancamiento permanente. Todas las series de datos economicos lo prueban. Ni vale la pena exponerlos.
    Otra cosa: si ves literatura economica sobre los multiplicadores fiscales de la economia publica (el mexicano Alejandro Nadal la referencia en sus articulos, p.ej) entenderas mucho mejor porque estamos en recesion.
    Buenas reflexiones en tu blog, Saludos,

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    1. Buenas antonio,

      Muy acertado tu referencia a los seres vivos, en cierta medida son sistemas similares dado que en una célula hay gran parte de la información contenida en la totalidad, al igual que ocurre con la sociedad.

      Respecto a la libertad, como ves de momento hemos eludido dar definiciones, teorías, sobre que es, como aumentarla, etc. En el penúltimo post si daré una definición, allí demostraré como, en efecto, es necesaria no solo la cooperación, sino LA IGUALDAD, que curiosamente los liberales, con su falacia del individuo-esencia preformado, conciben como opuesta a la libertad.

      Respecto a la caída del muro, soy de la opinión de que no es la fecha clave. Según Hobsbawm la crisis que comienza en el 73 es lo que hizo que se derrumbase la URSS, y lo que hizo también que entrasen en crisis las democracias occidentales y el planeta entero, y en esas seguimos.

      Toma nota al respecto de Alejandro Nadal.

      un saludo,

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  8. Dado, parece ser, solamente la felicitación se ha presentado, no podía ser menos la discrepancia “radical” aparezca como la niebla.

    Para empezar, parece bastante arrogante a 3 post solo reducir (salvo tercero gigantesco) uno de los principales quebraderos de cabeza del conglomerado occidental; la libertad.
    Pues aquello, mal llamado occidente, ha ido pululando arrastrado miles de años, tras de ello en más de los casos de forma infructuosa.

    No entraré al empírico tema de “si mi hija por comprarse unos pantalones entra en el mercado o no”. Dichos populares tenemos para solucionar el tema,...

    Me interesa, otra cosa más aséptica, aunque usted ser escéptico al respecto parece. Razón todos tienen, pero no todos la razón tienen,...,(nihilismo, no gracias).

    Abandonando pues, las sombras de una idea, Justicia, Libertad, Humanidad, Solidaridad,..., etc. Bajamos a la realidad de las cosas, la mundanal realidad, no existe tal cosa se pueda llamar justicia, existe algo llamado ley (generalmente escrita), complemento consecuente a otra cosa llamada política. Al conjunto se le suele llamar demagógicamente estado de derecho; marco normativo impersonal e imperativo, anexos culturales y similares.

    No es alcanzable una sombra, la utopía de la ideas viene a ser el error en si mismo. ¿Cómo tratamos de conseguir hoy en día la libertad FORMAL? La libertad formal se erige principalmente, por estos lares, sobre el sistema político. Bien es cierto debemos considerar a lo humano político por activa o pasiva, elemento fuera de toda duda.

    ¿Cómo se articula eso? Se articula en forma de Estado (marco formal operativo/funcional de normativa civil impersonal e imperativa) con una forma determinada de estructura política. Régimen parlamentario, monocracia, estado de partidos, comunismo, democracia representativa, monarquía parlamentaria, república democrática popular,..., y muchos más..., tantos como pueda diseñar.

    Usted, ya veo, se apunta a la tesis del estado burgués como origen de la democracia + liberalismo + socialismo (construcción compleja) lo cual no tiene base histórica.

    La democracia es una estructura formal aplicada a una nación, por lo tanto, hay regímenes políticos que son democracias y otras que no.
    No hay discusión al respecto, es como discrepar entre un avión y un teatro. Que un avión tenga asientos no implica sea un teatro.
    ...

    limitación de mi "libertad de respuesta" me impide mas de 4096 chars.

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    1. pero siempre hay caminos alternativos...


      Bien es cierto, la cultura liberal, particularizado en este caso como partidarios de la libertad, pues el término no es unívoco, no incluye por si misma la democracia por ser un aspecto formal. Pero no es menos cierto no la dificulta tanto, como por ejemplo, ideologías unificadoras (alienadoras) donde el concepto de sociedad hace prescindible la participación activa del animal político.

      Al ser un aspecto formal, la democracia representativa (única viable en grandes poblaciones), debe cumplir entre otros:
      División de poderes
      Representación efectiva del elector.
      Principios fundacionales o constituyentes.

      A menudo a esa construcción se la denomina Res-pública, cosa pública, el asunto compete a lo público. Es ahí donde se articula la libertad pública, la única con real contenido, pues las otras son construcciones vacías dependientes de parámetros anexos al mundo natural. El cual por definición negativa es incapaz al respecto.

      En el mundo hay pocas democracias representativas, podemos contar con los dedos de una mano, España no lo es, el Reino Unido tampoco.

      A pesar de ello, el Reino Unido tiene impronta o cultura liberal (a la cual podemos añadir otra social) cuyo resultado es fácilmente medible allí por donde han pasado.

      Y como nota final preguntarle por el elemento me ha animado a comentar. Considerando en la mayoría de los casos un “non sequitur” continuo, si me parece de excepcional transcendencia la afirmación:
      “Un cazador-recolector o un pequeño agricultor en la sociedad feudal, era capaz de abarcar y apresar gran parte de la información que generaban el resto de humanos de su entorno: su yo y su sociedad eran muy similares, su conciencia de ser un individuo baja “

      Y me gustaría saber en que se basa.

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    2. Buenas Colapso,

      Intuía que quizás usted no estuviese de acuerdo, pero hay que esperar hasta el final.

      Sería más preciso hablar de "estado de ley", más que de derecho, estoy de acuerdo, y también con el resto, aunque no alcanzo a ver que tiene eso que ver con lo que estamos contando aquí. Aquí no he abordado el asunto desde ese punto de vista, eso se hará en el último post. Allí hablaremos de los griegos, de Isaiah Berlin, de Hayek, de la política, del liberalismo, del neoliberalismo, de la república, de la nación y de la democracia.

      Me baso en el libro citado, en los estudios de Norbert Elias al respecto, el cual es, que yo sepa, el estudio más serio al respecto. Elias documenta como, con el avance de la civilización, aumentan los sentimientos de vergüenza (por actos propios) o bochorno (por actos ajenos), a medida que se produce esa reificación de los autocontroles de la civilización. Sobre el tema se ha escrito bastante, por ejemplo, también podría citar a Niklas Luhman, Emile Durkheim. Es un tópico, hasta liberales como Hayek definen occidente como "civilización individualista".

      un saludo,

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    3. Leído varias veces,..., la base lógica desaparecida. Es decir, desde mi punto de vista es: no cierto.

      El número de personas (volumen de la sociedad) afronta el individuo no interfiere el yo conceptual ni físico. Si bien podría afectar al yo efectivo**. La persona, cuando nace lo hace como individuo (no divisible parte de la sociedad, en términos relativos; aunque sea autónomo en términos absolutos pasados unos años de desarrollo). Mientras confronta otros individuos, y de forma más importante, grupos ya preestablecidos, se genera un proceso de individualización (no es lo mismo que individuación).

      Aún teniendo en cuenta, las capacidades auto-creadoras y auto-destructoras (suicidio intelectual) del propio sistema cognitivo en su conjunto. Me parece excesivo en celo, esto es, sin base científica de ningún tipo, establecer una relación entre la conciencia de individuo, individualización cognitiva, la cual es autónoma como parte del individuo, con el número de congéneres tiene en su entorno.

      No es este asunto trivial, pues constituye la base la libertad política (la base de la libertad pública colectiva). Lejos de la civilización (pasar un proceso del asunto penal al civil, ius civile), que no paganía* (relativo al campo usted cita) confiere distinta forma de ver la cosa pública. Lo cual, por ahora considero no cierto.

      ¿El autor cita o desarrolla el concepto?
      Si desarrolla el concepto con base lo miro.



      *: Pagano se cita como antagónico a ciudadano, ¿por qué? Simplemente es una cuestión de necesidad. El individuo del campo precisa menos normas, tiene más autonomía, existe menor conflicto, es necesaria menos ley, ello no implica sea anti-político o simplemente apolítico.

      **: Ver http://www.youtube.com/watch?v=wt9i7ZiMed8

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    4. Buenas,

      No tiene nada que ver con el volumen, sino con la división funcional, en parte la división del trabajo, el volumen de información y la divergencia en las experiencias personales y trayectorias vitales de cada persona, que crece según la sociedad se hace más compleja.

      La esencia del individualismo es nacer como animal separado de nuestra madre, ahora bien, lo que intentan definir es ¿qué es esa civilización individualista de la que habla Hayek? No es un término absoluto, tan solo hablan de la diferencia relativa entre la forma de pensar de Aristóteles (empezando por la polis), o cualquier pensador la cultura antigua, clásica o medieval, y la forma de pensar moderna, por ejemplo de Hobbes (empezando por individuos presocializados que nunca han existido, ni existirán, son tan solo fantasías que estos filósofos encontraron adecuadas para razonar).

      Elias o cualquiera de los autores que he citado, extrae sus conclusiones de la observación. Utiliza fuentes documentales para la civilización occidental y observación directa antropológica de las sociedades no-occidentales que son todavía observables.

      saludos,

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  9. La confusión en la terminología. Se utiliza individuo como parte indivisible de la sociedad (conjunto) o integrante (en definición) de la especie (otro conjunto). La primera lleva aparejada una visión social implícita, la segunda es puramente el resultado de un hecho de definición. Existen ejemplos, especies con casi nula sociedad (glotón), otras simplemente existen en sociedad (hormiga).
    Creo oportuno puntualizar, una de las principales características de todas las especies es reconocerse como individuos (conscientes o inconscientes) de ella.
    El caso nos ocupa, afirma, aplicado a lo humano está ello ligado al resto de la sociedad (como tal) y no a la propia naturaleza del individuo, una pirueta de alto grado.

    La división funcional, en la sociedad, es proporcional* al volumen (mercante) de una sociedad. El cual a su vez, depende del número de individuos involucrados en el proceso. Una sociedad de decenas individuos no puede generar** un chip de 28nm. Es por tanto, en sociedades pequeñas debe prevalecer el carácter generalista (ineficiente). No porque exista algún tipo de ética superior o supremacía en sociedades con división funcional.

    La “divergencia en las experiencias personales y trayectorias vitales“ es la individualización, que no tiene que ver con la conciencia de individuo (el yo).
    La división funcional y el volumen de información, serían pues parámetros acumulativos; tal como expone, por ser base de razonamiento. Con lo cual, podríamos decir, en el mundo actual de especialización total y era de la información la cantidad y cualidad del yo seria superior a la antigua Grecia. Cosa muy, pero que muy difícil de creer.

    ¿Exactamente en que libro (y parte del libro) desarrolla la idea?
    El que miré parecía un juego de sombras alemán, irónicamente llamado “El proceso de la civilización”.
    ¿"La sociedad de los individuos"?



    *: suma de esfuerzos, eliminación de reiteraciones. Límite termodinámico.
    **: acumulación de capitales (tiempos de personas, personas recursos accesibles a estas) insuficiente; la clave del éxito del capitalismo.

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    1. Buenas colapso,

      De lo que habla Elias es precisamente de "la conciencia" de ser un individuo, no del hecho en si mismo. Creo que está estupendamente explicado en el texto. A mi me cuesta mucho seguir sus ideas, veo que es recíproco, hecho que no me consuela.

      Por qué se supone que el generalismo es ineficiente ¿ineficiente para qué, a la hora de hacer qué?

      Precisamente lo que dice Elias, Luhman o Durkheim, pero especialmente Elias, que dedicó un libro a la cuestión, es que la "divergencia en las experiencias personales y trayectorias vitales" tiene que ver mucho con el yo, es lo que crea, o modela el yo. Al fin y al cabo el ser humano nace "radicalmente inadaptado" para la vida, y desde ese momento el 99,9999% de sus experiencias y de lo que capta a través de los sentidos tendrá que ver con otros humanos (objetos, ideas, lugares transformados por humanos). Con la división funcional la importancia de la educación se acrecienta. Al mismo tiempo, esa división funcional no puede más que ofrecernos educaciones distintas (si yo soy ingeniero es porque tu eres abogado, no tiene sentido una sociedad de abogados).

      El libro, y la cita del libro, es en efecto de "El proceso de la civilización".

      Sobre el proceso de la civilización de Norbert Elias

      Lo del juego de sombras alemán parece un ataque "ad hominen" raro ¿todos los alemanes son tontos? ¿es mejor la "ciencia" inglesa?

      En cualquier caso reitero que no es algo único de Elias, no es una rareza suya, es un lugar común de sociólogos y psicólogos: recuerde que la terapia de Erhard llegaba a la conclusión de que no hay un "núcleo de la cebolla", no hay una "esencia" o "alma inmortal" que sea algo propio y exclusivo del individuo, que no se haya formado de la interacción con el entorno. La antropología (excepto Chagnon) vendría a decir lo mismo. No hay un individuo-sustancia como el que postula la economía, en realidad se trata de una reificación, achacar a leyes naturales (el individuo-sustancia de la economía) o divinas (el alma inmortal de las religiones), los hechos humanos y muy terrenalmente humanos, aunque como nos muestra Elias, sean el producto de un largo proceso histórico.

      un saludo,

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    2. Desde mi punto de vista, según ese resumen y lo poco que leí del libro, el autor reduce la dimensión de lo humano a lo ridículo. La reincidencia en comportamientos de cortesía, educación, como hecho de civilización resulta poco creíble. ¿Qué tipo de limitaciones de comportamiento puede tener una persona operando a través del onion router? Cualquiera lo puede hacer,...,
      Incluye al Estado como precursor de la civilización, lo cual, no tiene ningún sentido, el proceso es el inverso. Civilizar es pasar un asunto de lo penal a lo civil. El Estado es el resultado de una forma de sociedad previa. El resultado social (sociedad) si es un proceso como muestra el autor.

      En términos generales no considero cierta la exposición (del yo), pues deprecia la parte del individuo (física) como elemento conformador del yo, solo capitaliza la individualización; la cual no es determinística, salvo sistemas centralizados de adoctrinamiento, como el sistema de educación y los medios de comunicación de masas (podemos recordar el proceso de “civilización”, de lo civil a lo penal, llevaron a cabo en la Alemania pre-Hitleriana).
      Igualmente, la interacción con lo no humano, lo cual lo introduce en error de ciencia claramente. En general, creo se confunde la conformación del yo (proceso) con el yo en si (resultado fisiológico dinámico). Igualmente mayoría y totalidad, lo humano incluye todos los individuos, no solamente los comportamientos dominantes. Un conglomerado muy complejo para despachar con fórmulas de masas. Y, ¿la propia cosecha del individuo? (en lo que podemos incluir la ética vital), se presupone como si fuera un sucedáneo de una sociedad (necesariamente ideal). Sobre la cual, cabria preguntar, ¿de dónde ha salido?

      Considerar al yo como parte de un proceso social, es falacia de definición. Puesto que ese mismo individuo (especie) puede formar parte de sociedades distintas, con procesos “civiles” distintos e incluso abandonar cualquier tipo de sociedad conservando sus características de definición humana intactas. Salvo, se defina lo humano como algo obligado a la sociedad, esto es una comunidad, si apretamos aún más, tribu. La personalización en grado decreciente, no por falta de conciencia del yo (soy individuo, soy yo), sino por lo limitado de las alternativas independientes viables conocidas.

      El generalismo (dentro de la sociedad doméstica) es ineficiente siempre. La palabra maestría está por algo en el diccionario. La especialización lleve a sociedades civilizadas, podría ser, en tanto en cuanto sigan el precepto de verdad. Es decir, seguir una organización social basada en realidades humanas. Desde luego, civilización (al estilo occidental) no es tener solamente medios técnicos o económicos. Sino más bien, pienso yo, se debe a la percepción del propio individuo sobre si mismo (pensar) y en el mundo (conocimiento) el cual es eminentemente un proceso cultural, económica con deriva política; resultado ciudad.

      Disculpe mi escepticismo, pero cuanto más viejo voy, mas veo me engañan (inducen a la falacia) continuamente, en todas partes y por todas partes. Y eso, me ha llevado a apretar, un poco solamente, la tuerca del análisis escéptico.

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    3. Buenas Colapso,

      Yo no lo veo como usted. No creo que se haya excluido la cuestión del cuerpo. El concepto de cuerpo que tenemos ahora es el de un cuerpo "fabricado", ya sea a través del deporte o a través de la cirugía. Sin duda hay influencias importantes en nuestra psique, como por ejemplo la cuestión de los sentidos o las hormonas, pero ¿tanto nos diferencian a unos de otros?

      La interacción con lo no humano la he mencionado explicitamente en el post o en los comentarios (ahora mismo no lo recuerdo), además de ser mínima en las sociedades modernas es bastante similar para todos (todos tenemos la misma sensación de noche y día, salvo los esquimales).

      En consecuencia no creo que esos factores se desprecien, es solo que tienen un peso objetivo significativamente menor que "el proceso de civilización".

      No veo ninguna falacia de definición en que un individuo pueda formar parte de distintas sociedades. Es parte de lo que llaman la contingencia, lo que Heiddeger decía "estar en el mundo"

      Estar en el mundo (Martin Heiddeger)

      pero ampliado. Estar en el mundo es nacer, en un lugar y en una fecha. Y con bastante dificultad se puede argumentar que el sitio y la fecha le marcará a uno el 99% de su yo. No es igual nacer en la edad media a nacer hoy, son seres humanos distintos, y no es igual nacer con los Yanomani en el Amazonas a nacer en Barcelona o New York.

      Yo lo veo así, creo que es sencillo, intuitivo y que el libro de Elias además nos ofrece una descripción muy coherente y fundada en hechos objetivos ese "proceso de civilización".

      un saludo,

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    4. Respecto al generalismo, si bien en general puedo asumir su premisa, no es un proceso único en un solo sentido. En breve mostraré, en el tercer post de la serie, que la especialización, a cierto nivel, crea sus propias ineficiencias. Pero de momento prefiero no anticiparme. Espere al tercer post.

      un saludo,

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    5. Lo que usted ve sencillo he intuitivo, yo no lo veo tanto, los factores que usted considera despreciables yo no los considero tanto.

      ¿Cree usted?, si Bonaparte no fuera relativamente menudo, cuando estaba en la asamblea, fue vapuleado por un hombre corpulento que lo dejo “mareado”. Fíjese es un factor determinante, lo podría haber matado,..., si quisiese.
      ¿Usted cree?, cuando recuperó la consciencia y se asomó a la ventana diría “a las armas....”; para pasar a ser en sociedad Napoleón.
      Difícil de saber,..., la influencia en el “proceso de civilización*” es evidente.

      Esos parámetros usted desprecia, y el autor, no son tan despreciables, ni depreciables.
      Por otra parte, lo no humano no es solo lo natural, viene a ser casi la totalidad de lo que hay en el mundo. ¿Acaso el concepto cero no sido determinante en el desarrollo estructural de la sociedad?

      En cierta forma, se confunde el desarrollo de la sociedad doméstica con el desarrollo de la sociedad política, si bien, la interrelación entre estos dos tipos de desarrollos es muy fuerte, no son la misma cosa.



      *: llamar civilizada a nuestra sociedad es bastante impreciso. Pues arbitrariamente pasa de lo civil a lo penal en lo relativo al “ius gentium” e incluso en el “ius civile”).El término “civilización” se utiliza de forma errónea, principalmente para designar el desarrollo técnico y social; el cual no tiene necesariamente que ser civilizado (los asuntos de la ciudad por y para los ciudadanos impersonales, obviamente tienden a la des-penalización). Y en este punto, no es descabellado comparar las civilizaciones de ciertas épocas griegas con la actual. La pregunta obvia es, ¿qué proceso de civilización?

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    6. Buenas colapso,

      ¿En qué medida la estatura de Napoleón jugó un papel clave? ¿Fue un factor determinante en la civilización? ¿Fue un factor clave en el yo de Bonaparte?

      Si fue lo primero no es de lo que estamos hablando aquí, no hablamos de por qué la civilización es lo que es, sino de por qué tenemos una percepción tan acusada y diferente de nuestro yo. Si fue lo segundo, la idea de que es preferible ser alto a ser pequeño, es una idea que no puede ser sino social ¿les importa a los esquimales ser cinco o diez centímetros más alto o más bajo que su compañero de caza? No lo sé, pero intuyo que probablemente no.

      un saludo,

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    7. Eso era una anécdota para mostrar como las peculiaridades de los individuos influyen en el conjunto. Sustituya por ejemplo, altura por inteligencia, agresividad, pasividad, o listeza.
      Igualmente, lo no humano modifica comportamientos personales y por deriva colectivos.

      Es evidente, la cultura-educación social, como forma heredada, proceso de comportamientos acumulados influye en el individuo, pero es erróneo considerarlo el único parámetro. Pues, es mi opinión, la influencia de cada uno de los parámetros en el desarrollo del yo depende en gran medida del propio individuo como del azar. Viene a totalizar, usted, la mayoría de las interacciones de los individuos se generan en el ámbito “polis”, cuya veraz influencia solamente puede ser cierta si se desprecian los otros individuos (de conjunto) como carentes de poder político.

      El tema nos ocupa, viene a ser, lo colectivo crea la conciencia de individuo. Tanto en concepto como en conciencia. Mi criterio, la conciencia de individuo es autónoma y no depende del colectivo. El concepto o conocimiento de individuo es lo discutible, se relacionaba proporcionalmente al número de interacciones.

      Afirma el autor/es, el individuo en autoafirmación es un proceso social proporcional.
      Tal significación viene a afirmar, en sociedades pequeñas, el hecho de individuo sobre el conocimiento de individuo no es tan significativo como es sociedades más especializadas, con división de función, necesariamente mayores.

      Yo afirmo, el conocimiento de individuo es similar, lo que es dispar es la potencialidad de este.

      Aquí lo que se percibe claramente es un tremendo caos semántico. Tanto en la precisión de la dupla concepto/término, como el campo conjunto de existencia (sociedad, individuo,civilización, progreso, occidente,...), como en su misma utilización. Es impracticable seguir, pues evidentemente los términos significan cosas distintas para usted y para mi. Por poner un ejemplo, mi concepto de civilización nada tiene que ver con lo explicitado por el autor como civilización estilo alemán (desarrollo y refinamiento cultural).

      Y, trayendo de nuevo el tema de la especialización, si bien por interés vital (el cual va en contra de mi interés doméstico) pudiere interesarme precisar más cada uno de ellos. Se percibe claramente requiere de bastante dedicación para clarificar el tema. Quedamos pues a merced de los especialistas, pero me reservo el derecho de comparar con la realidad yo percibo.
      Pero recuerde, que lo diga un especialista no lo concreta automáticamente en verdad (argumentum ad auctoritatem).

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    8. Buenas colapso,

      Tiene usted una opinión y la respeto, ahora bien ¿basada en qué? Creo que no se trata de afirmar sin más, basándonos en nuestras creencias o en nuestra experiencia cotidiana. Para lo que aquí discutimos es vital analizar la historia y los hechos. Yo he citado un hecho, Aristóteles comenzó a filosofar sobre los humanos empezando por la polis, mientras lo hicieron a partir de un individuo-sustancia presocializado (una falacia en toda regla). El caos que imagino Hobbes sin Estado no existe, nadie ha encontrado una solo evidencia antropológica al respecto, nadie ha encontrado hombres sin sociedad, salvo los ermitaños o santones indios.

      Eso es un hecho, por supuesto no es más que eso, no creo poder demostrar la tesis con tan sólo eso. Elias por su parte aporta otros hechos, como el incremento del sentimiento de vergüenza o bochorno. Es otro hecho. En definitiva, aquí lo que importa no es nuestra percepción personal o creencia de qué es lo que somos, sino hechos que podamos contrastar.

      En una cosa estoy de acuerdo, es complicado seguir "el conocimiento de individuo es similar, lo que es dispar es la potencialidad de este." ¿Qué coño es la potencialidad del individuo?

      Una impresión personal que tengo es que usted deifica al individuo, dotándole de poderes extraordinarios. Dejando a un lado el tema del yo, la capacidad del individuo para actuar es muy limitada, para hacer cosas necesitamos a otra gente. Napoleón gritó "a las armas" porque necesitaba un ejército.

      Volviendo al tema del yo. La hipótesis de Elias además de ser verosímil, está avalada por los hechos. Su hipótesis, o creencia, es menos verosímil, pero puede ser aceptada en función de los hechos que presente a favor de ella.

      Esa es mi opinión.

      saludos,

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    9. “nadie ha encontrado hombres sin sociedad,”
      ¿Sin sociedad, sin comunidad o sin familia? El grado de vinculación es distinto, el concepto es distinto, por tanto la selección de muestra distinta.

      “el incremento del sentimiento de vergüenza o bochorno”
      Ya está rebatido anteriormente, la muestra, sociedad contemporánea, es claramente falaz y no corresponde con la realidad. O, ¿acaso estamos en proceso de in-”civilización”?. ¿Se ha percatado?, en sentido estricto soy una mente racional (en la medida de mis posibilidades) no un individuo (individualizado y social). Podría ser un alien, no obstante, usted presupone soy humano, “de los suyos” simplemente por ser capaz de interaccionar con usted. Ciertamente relacionar la carencia de sociopatía con el proceso de civilización, se parece a la navegación y los bivalvos.

      “¿Qué coño es la potencialidad del individuo?”
      potencial.
      1. adj. Que tiene o encierra en sí potencia. 4. adj. Que puede suceder o existir, en contraposición de lo que existe.

      La capacidad de individualizarse no es lo mismo a ser individualizado, en abstracto. El conjunto sociedad no puede existir sin la parte individuo. Todos los cambios en el conjunto sociedad deben necesariamente provenir de individuos, no existe otra posibilidad FÍSICA.
      Creo usted, viene afirmar/repetir (me da igual quien sea el inventor de la idea) solo existe acción como pluralidad, algo no existe en el mundo conocido. La supuesta creación unidireccional única sociedad a individuo(individualizados) es imposible.

      La capacidad en potencia de individualización varía según la configuración del propio conjunto sociedad, es superior en sociedades con división funcional; pero no es lo mismo pintar y ser pintado que ser pintado exclusivamente.

      “usted deifica al individuo, dotándole de poderes extraordinarios. “
      ¿Cuales son esos poderes extraordinarios? Creo más bien, usted idealiza la sociedad, algo que físicamente está limitado en el individuo. Las sociedades/comunidades humanas no tienen el mismo tipo de individuo que las animales; no por ello es un dios (humano). Si bien, visto desde la perspectiva de un animal con escasa racionalidad si podría ser una sociedad de dioses. Como nosotros podríamos/pudimos ver individuos y/o dividuos (a saber) alien.

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    10. Buenas Colapso,

      No ha sido encontrado hombre sin sociedad. Sin comunidad si ha sido encontrado, sin familia también, aunque es raro.

      ¿Que ha sido rebatido qué? No me he enterado. La muestra es la única que puede existir, en ninguna otra sociedad existe la conciencia del yo, la sociedad individualista de Hayek.

      El problema de la acción es distinto al problema del yo. Generalmente necesitamos a otros para actuar, por eso Bonaparte grito "a las armas", en lugar de simplemente coger su rifle e irse a hacer la guerra. Ahora bien, si nuestra acción se limita a tener un huerto en las condiciones que consideramos ideales, posiblemente para eso no hacen falta otros.

      El problema del yo es distinto, no es algo que se pueda elegir "a priori", es algo que viene dado en un 99% por la fecha y lugar de nacimiento. Usted y yo, siendo tan distintos, hablamos el mismo idioma, hemos estudiado las mismas cosas, comemos a la misma hora...

      El conjunto ser humano es un agregado de células, todos los cambios en el ser humano son cambios en las células... ¿o son los cambios en el ser humano los que cambian las células? En realidad son ambas cosas, en el fondo la relación es lo importante.

      La acción individual no es imposible, es algo evidente. Napoleón grito "a las armas" y un ejército estaba deseando que alguien gritase "a las armas" para coger cada uno sus rifles. Pintar y ser pintado ¿en que difiere de lo que yo estoy diciendo? Es evidente la capacidad de pintar, es evidente que no se trata de algo unidireccional, ahora bien ¿varía eso en algo la problemática del yo? No lo creo. Pintas, pintas sobre un lienzo inmenso y esas pinceladas influyen a otros hombres, y al mismo tiempo ese lienzo primigenio es el que has visto al nacer (mejor dicho, una parte del lienzo, de ahí la problemática del yo).

      En mi opinión usted confunde el problema de la acción y la cuestión del yo, que son cuestiones relacionadas pero no idénticas.

      No deífico a la sociedad, tengo claro lo que es. Es un marco sobre el que tu actúas, y a la vez actúa sobre ti. Supongo que es el peso que le damos al actuar y al ser actuado en lo que diferimos.

      un saludo,

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    11. Seguimos con el caos semántico.

      ¿Hay tribus con vínculos familiares, son comunidades pero no pueden clasificarse como sociedades? ¿Si o no?

      Por otra parte, aplique el término conciencia del yo a algo exógeno a la propia muestra, como es la sociedad, indica, o bien no entiende el término, o su noción de conjuntos es incorrecta. ¿Acaso cree, uno de Los Erguidos del rio Maici tendrían dificultad para captar el concepto futuro si pasan a vivir en otro tipo de sociedad?

      Existe diferencia conceptual entre la acción y el yo, pero, para terceros el “yo ajeno” es su acción. O más concretamente su interacción.

      “Es un marco sobre el que tu actúas, y a la vez actúa sobre ti. ”
      Nadie dijo lo contrario.

      No deja de ser curioso, aventure somos 99% iguales, ...,
      Es, de nuevo, un conglomerado de falacias de muestra. Usted presupone la sociedad es homogénea “a priori”, pero ello requiere previamente de una unificación y exterminio del disenso. Igualmente presupone, la evolución del yo, es necesariamente fruto del engaño y no de un proceso natural de racionalidad o tendencia sentimental.

      Concluyo la discusión, porque no soy especialista, no me pagan por ello y el tiempo es limitado.

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    12. Buenas Colapso,

      En mi opinión el que ha liado la cuestión ha sido usted, esto es bien sencillo, es una cuestión de hechos. Considerar el yo algo interno, y la sociedad, el conjunto del resto de individuos, el entorno, etc, algo externo es una cuestión de enfoque conceptual, creo que hay varias aproximaciones posibles.

      Ahora bien, voy a considerar la suya ¿y? No entra en contradicción con lo que yo afirmo ¿donde está la contradicción? El yo, es algo interno, pero en cualquier caso abierto hacia fuera, a través de los sentidos (vista, oído, etc). Un trozo de carne radicalmente inadaptado para la vida debe ser educado, y puede ser educado porque dispone de esos sentidos. Hasta aquí yo no veo contradicción, la idea del individualismo, el énfasis egocéntrico en el yo, puede ser una idea social ¿por qué no? Y aquí es donde entran los hechos, los hechos, que muchas veces nos olvidamos de los hechos, y salimos con los rebuznos lógicos (con perdón, no se ofenda, lo de rebuzno lo digo porque en ocasiones da la impresión que intenta liar la conversación). Incluso los atenienses, una sociedad de estilo polémico, carecían de esta aguda percepción del individuo.

      Yo no presupongo la sociedad es homogénea "a priori" ¿tiene usted ojos? Salga a la calle.

      un saludo,

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    13. Elias ni siquiera plantea que la idea sea puramente social, como la idea "es mejor ser alto, puesto que soy más atractivo y varonil". No es algo que cojas directamente de fuera, es en parte eso y en parte una metaidea, una reacción común de la psique de distintas personas a condiciones similares del entorno. Esas condiciones son la complejidad social, y el peso mayor de lo que los psicoanalistas llamaban el "superyó", los valores y códigos de conducta tomados de la cultura (no afirmo que exista semejante cosa separada del resto de la psique, es una forma de hablar).

      No hay absolutamente nada contradictorio en ello. Eso lo tengo clarísimo. De hecho, es bastante coherente. Otra cuestión es que sea verdad o no, evidentemente también podemos imaginar otras causas, es ahí donde entran los hechos. No creo que sea tan difícil de entender.

      Saludos,

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  10. Para cuando retomes el tema financiero, te paso este audio

    http://www.colectivoburbuja.org/index.php/cb/radiografia-de-la-banca-economia-directa-19-08-2013/

    Y el blog del interviniente:

    http://matoeconomia.blogspot.es/

    Un saludo y a la espera del tercer capítulo.

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    1. Gracias Urbez, le echaré un vistazo, y también un "oidazo"

      un saludo,

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  11. Hola Jesús,

    He llegado a tu blog de forma casual y me he llevado una gran sorpresa, tu trabajo anima y hace trabajar la cabeza en estos días "tan entrañables" : P

    Enhorabuena y gracias por tu trabajo, por compartir tu conocimiento y "visión" y por un discurso subyacente que me ha hecho sentir muy bien.

    Un abrazo!

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    1. Hola Kronos,

      Gracias por tus ánimos, los aprecio enormemente. Espero seguir contribuyendo a que todos hagamos trabajar la cabeza.

      Un fuerte abrazo!

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  12. Los hombres que dicen que "Tenemos empleos que odiamos para comprar mierda que no necesitamos" no saben que hay un tirano desalmado que les fuerza a desempeñar esos empleos para comprar esa mierda que no necesitan explotando un instinto que tienen los hombres causado por una hormona llamada testosterona. Ese tirano desalmado se llama mujer

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    1. Tienes razón en que la crítica al consumismo es más masculina que femenina, sin embargo no creo que la mujer sea un motor tan importante hacia el derroche. Realmente pienso que no es así, en parte Bauman tiene razón (tenemos que vendernos) y en parte gastamos porque no podemos hacer otra cosa con nuestro tiempo, no podemos dejar de trabajar

      La utopía de la inclusión: 2. La solución

      saludos,

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