martes, 19 de agosto de 2014

Consideraciones críticas y elogiosas sobre la Teoría Monetaria Moderna



Aprovechando el parón veraniego que se produce en Internet, voy a meterme “en camisa de once varas”, con unas consideraciones críticas, aunque también elogiosas, acerca de la Teoría Monetaria Moderna. No me cabe duda que la postura post-keynesiana, que por ejemplo defiende Juan Laborda en VozPopuli, es la más lúcida de las que tienen eco mediático, si bien hay posturas mejores, como la economía ecológica, que no tienen eco ninguno.

Los post-keynesianos son los principales defensores de la teoría del dinero endógeno, que sostiene que es la demanda de crédito de los agentes de la economía la que determina la cantidad de dinero, y no el banco central. Recientemente esta postura ha cobrado mayor relevancia de cara a la opinión pública, merced a un documento publicado por el Banco de Inglaterra en el que se podía leer “En situaciones normales (tradúzcase por: cuando no hay una crisis), el banco central no fija la cantidad de dinero en circulación, ni el dinero del banco central “es multiplicado” en más préstamos y depósitos”

¿Cuál es la relevancia de esta afirmación? Los despistados ciudadanos poco a poco vamos tomando conciencia de que los bancos crean dinero, en sentido amplio, al realizar sus préstamos. Usualmente se suponía que esto seguía el proceso conocido como “reserva fraccionaria”, es decir, los bancos creaban créditos por importe superior a las reservas de las que disponían ¿Reservas de qué? De dinero bueno, de base monetaria, que crean los bancos centrales, que originalmente era la deuda del Rey, aunque por una lamentable confusión durante un tiempo se confundió con el oro. Los bancos lo que harían sería multiplicar estas reservas un cierto número de veces. Lo que nos dice el Banco de Inglaterra, sin embargo, es que esto no es así. Los bancos crearían crédito según la demanda del mismo, y el banco central iría detrás, creando reservas para cuadrar las cuentas. El multiplicador monetario es un mito.