lunes, 28 de octubre de 2013

Para la libertad… (Epílogo): El futuro de la libertad


¡Maniáticos! ¡Lo habéis destruido! ¡Yo os maldigo a todos! ¡Maldigo las guerras! ¡Os maldigo!
<<George Taylor>> Personaje protagonista de “El planeta de los simios” (1968)

Queridos lectores,

El futuro no está escrito, vamos encontrando situaciones y vamos eligiendo, y ese elegir va creando el futuro. Así pensamos en cuanto a nuestra vida individual, dentro del estrecho marco en el que se nos concede capacidad de elección, entre nuestra limitada agenda de opciones, y nuestra limitada capacidad para imaginar otras opciones.

Una elección ineludible para cada uno de nosotros es encontrar un lugar dentro del mercado de trabajo, un lugar donde no podemos elegir los recursos destinados a la producción, ni la tecnología empleada, ni el objetivo último de dicha producción, ni nuestra autonomía en el puesto de trabajo, ni la cantidad producida, ni las horas dedicadas a la misma. Todo ello es decidido por un orden racional aparentemente impersonal, pero distintas preguntas a lo largo de la historia han cuestionado ese orden, primero fue ¿por qué no puedo trabajar a mi manera?, luego ¿por qué mi participación en la plusvalía en tan pequeña?, y en la actualidad ¿para qué producir tanto? La respuesta de nuestra sociedad a estas preguntas ha sido siempre la misma: el orden panóptico de Jeremy Bentham

Si un hombre no quiere trabajar, nada tiene que hacer, de la mañana a la noche, salvo comer su pan malo y beber su agua, sin un alma con quien hablar… Ese estímulo es necesario para que haga todo lo posible, y no es necesario nada más que eso. [1]

domingo, 20 de octubre de 2013

Secuestros, cierres de gobierno y defaults


Queridos lectores,

Hacemos hoy un breve paréntesis de actualidad en nuestra serie sobre la libertad, de la que tan solo nos resta el epílogo. Este paréntesis viene forzado por la circunstancia de que no se olvide el reciente cierre del gobierno federal de EEUU. Recordemos que finalmente se alcanzó un acuerdo para elevar el techo de deuda, aunque tan solo hasta febrero, lo que permitiría que vuelvan a trabajar los funcionarios hasta mediados de enero.

Hace diez días Stephen Zarlenga publicaba un artículo al respecto en la edición americana de Huffington Post. En él hacía hincapié en diversos beneficios colaterales de la reforma monetaria que ya hemos comentado en el blog, me ha parecido de interés traducirlo y traerlo aquí, habla de EEUU, pero es totalmente extrapolable a Europa y España. Con él os dejo, es breve y al final haré una pequeña valoración.

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Nunca en 225 años toda la fe y el crédito de los Estados Unidos habían sido secuestrados a cambio de un rescate. Pero tampoco nunca en 225 años ha estado lista una solución que puede resolver este problema: el proyecto de ley de reforma monetaria HR2990 introducida en el 112 º Congreso por Dennis Kucinich.

Por nonagésima quinta vez en 67 años, el congreso y el presidente se enfrentan a pasar una ley para elevar el “techo de deuda”.

Lo que los ciudadanos deben saber es que nuestro país puede pagar su deuda según va venciendo; puede poner a millones de personas a trabajar en la reconstrucción de nuestra infraestructura a punto de desmoronarse; puede proporcionar apoyo federal libre de deuda a los gobiernos estatales con problemas de liquidez, y poner fin a la llamada gran recesión, poniendo dinero en las manos de todos los ciudadanos a través de un dividendo ciudadano. Esto da a las pequeñas empresas lo que más necesitan - clientes con dinero en efectivo para gastar en sus productos y servicios. Todas estas cosas son posibles gracias al proyecto de ley HR 2990 presentado por Dennis Kucinich y co-patrocinado por John Conyers

lunes, 14 de octubre de 2013

Para la libertad… (Excurso): La utopía de las cero opciones


Queridos lectores,

En la primera entrada de la serie veíamos como se creó lo que posteriormente Karl Polanyi llamaría “la satánica rueda” del mercado de trabajo, gracias a la inestimable colaboración del pensador liberal Jeremy Bentham y su vigilancia Panóptica. Posteriormente vimos como se unió a la satánica rueda el “yugo hedonista” de Richard Layard, que popularizara Zygmunt Bauman. Como parte de su entrada en la satánica rueda el individuo debe convertirse en producto y eso se logra consumiendo, ungiéndose al yugo hedonista. Ambos, rueda y yugo, forman “la jaula de hierro” de la dominación racional postmoderna.

Max Weber creó el concepto de “la jaula de hierro” en su libro “La ética protestante y el espíritu del capitalismo”, publicado en 1905. Para Weber, la economía había desarrollado su propia lógica autónoma e impersonal, una lógica basada en la ética de los calvinistas puritanos, pero una lógica bajo la que todos deberían ahora vivir, aún sin compartir esos valores. De esta forma el individuo perdía el control del sentido de su vida, que era dictado ahora por el sistema, por la jaula de hierro en la cual todos debemos ahora vivir.

Weber fue el primer crítico con el concepto de racionalidad moderna. Era escéptico acerca de la libertad individual que era y sería capaz de proporcionar el capitalismo, y también era pesimista respecto a las soluciones de Karl Marx o Friedrich Nietzsche al respecto:

Nadie sabe quién ocupará en el futuro la jaula de hierro, y si al término de esta extraordinaria evolución surgirán profetas nuevos y si se asistirá a un pujante renacimiento de antiguas ideas e ideales; o si por el contrario, lo envolverá todo una ola de petrificación mecanizada y una convulsa lucha de todos contra todos. En este caso, los <<últimos hombres>> de esta fase del desarrollo cultural podrán ser en verdad evaluados con la siguiente sentencia: <<Especialistas sin espíritu, sensualistas sin corazón: estas nulidades se imaginan haber ascendido a una nueva fase de la humanidad jamás alcanzada anteriormente>>. [1]

lunes, 7 de octubre de 2013

Para la libertad… (III): Libertad para el bien común


Para la libertad me desprendo a balazos
de los que han revolcado su estatua por el lodo.
Y me desprendo a golpes de mis pies, de mis brazos,
de mi casa, de todo.
Porque donde unas cuencas vacías amanezcan,
ella pondrá dos piedras de futura mirada
y hará que nuevos brazos y nuevas piernas crezcan
en la carne talada.
Retoñarán aladas de savia sin otoño
reliquias de mi cuerpo que pierdo en cada herida.
Porque soy como el árbol talado, que retoño:
porque aún tengo la vida.
<<Miguel Hernández>>

Queridos lectores,

En la primera entrada de la serie veíamos la forma que tomo la libertad al comienzo de los tiempos modernos, no como un derecho universal inherente al ser humano, sino como una relación social con dos extremos. En uno de ellos había un empresario libre, que con su razón calculaba medios y fines, y en el otro extremo un trabajador cuya conducta quedaba determinada exteriormente por la razón del primero.

Posteriormente hemos visto como esas instituciones donde el empresario libre ejercía la soberanía de su razón, llegaron a dominar al ser humano, mediatizando por completo su subjetividad, y determinando tanto las elecciones posibles, como el código de la elección. El individuo quedó atrapado en un orden aparentemente absurdo, pero que analizado en detalle muestra la fría e inexorable lógica de una máquina.

Pero todavía mantenemos la libertad de elegir a nuestros representantes políticos, un derecho que no ha sido fácil alcanzar. En la inmensa mayoría de los países desarrollados el sufragio universal masculino solo se alcanzó durante el siglo XX, anteriormente el voto había estado restringido a aquellos con propiedades y riqueza. Es decir, aunque lo llamamos democracia liberal, las fuerzas del liberalismo que reinaron en el mundo durante más de cien años, apenas fueron capaces de producir unas pocas democracias. Como han indicado numerosos autores, la relación entre liberalismo y democracia es débil, y no fue hasta el ascenso del movimiento obrero y el desplazamiento del liberalismo como ideología principal que se logró la democratización de forma más general.