lunes, 4 de febrero de 2013

Por qué #nodebemos, #__pagamos (continuación)



Fotograma del documental "The Money Fix"

La Edad Media: la concentración del oro y la dispersión del poder monetario

La propia definición de dinero parece indicar que quien lo posea lo pondrá en circulación, ya sea para realizar intercambios y adquirir bienes o para extender crédito y por tanto obtener un interés. Esto es una simplificación, fruto de querer explicar otras culturas con atributos propios de la nuestra, pero es falso. Durante la Edad Media las antiguas monedas se “tesorizan”:

Grandes cantidades de oro acabaron fluyendo hacía los cofres de los monasterios. Al fin y al cabo, cuando las monedas dejan de estar en circulación el metal no desaparece sin más. Durante la Edad Media (y esto parece haberse cumplido por toda Eurasia) la mayor parte acabó en establecimientos religiosos, iglesias, monasterios y templos, bien amontonado en la salas del tesoro, bien empleado para dorar o realizar con él altares, sanctasanctórums u objetos sagrados. Sobre todo se le dio forma de dioses. [1]

En realidad el oro y la plata estaban dejando de ser dinero, pero esto es verdad tan solo en parte. La cultura urbana desapareció, pero las innovaciones siguieron aumentando la productividad de la tierra y en poco tiempo la población era mayor que antes. Los nobles, los reyes y los monasterios continuaron cuadrando sus cuentas con monedas, y cuando los “burgos” y los burgueses comenzaron a emerger de nuevo lo natural parecía hacer lo mismo. Esto en Europa presentaba unas dificultades notables, y es que el escaso circulante existente durante el último periodo romano se había convertido en exiguo.

La escasez de monedas en Europa era sideral. A la tendencia global que se dio en la Edad Media de “tesorizar” los metales, tenemos que unir algunas características propias. Esta fruslería llamada Bezant



fue la única moneda de oro acuñada en Europa durante nueve siglos, hasta la mitad del siglo XIII, y mantuvo su peso y pureza durante todo ese tiempo, con un suministro de metal menguante. Bajo muros de 120 metros de ancho el proceso de concentración de riqueza iniciado en Roma pretendió continuar en Constantinopla, hoy llamada Estambul, heredera del Imperio Romano de Oriente. El secreto de los Basileos, emperadores bizantinos, era permitir acuñar en plata a los débiles estados europeos, a un cambio fijo con el oro de 12 a 1. Ellos por su parte podían cambiar la plata en India a una relación cercana a 6 a 1. Su aparente estabilidad monetaria ocultaba un turbio privilegio, cambiar oro acuñado centralmente por plata acuñada localmente. Por el camino la plata era enviada a la India, y en Europa siempre era escasa.