miércoles, 30 de enero de 2013

Por qué #nodebemos, #__pagamos

Fuente: Periodismo humano


Queridos lectores,

Los movimientos anti-sistémicos han hecho de la deuda su principal reivindicación bajo el lema #nodebemos, #nopagamos. ¿Debemos o no debemos? Evidentemente la expresión hace referencia a la enorme deuda que tienen y tenían las instituciones financieras y las grandes empresas de este país que, como por “arte de magia”, parece cebarse con la gente corriente, en forma de recortes de servicios públicos, de salarios y de expropiación de la garantía –la vivienda- de sus préstamos. Una referencia a la magia, podemos encontrarla en el libro de Stephen Zarlenga –considerado por prestigiosos académicos como Kumhoff o Michael Hudson <<una obra maestra>>- “The lost science of Money”

El comportamiento de los mercados bursátiles al final de los años 90 parece libre de cualquier conexión con el mundo real. Como por arte de magia, la riqueza y el poder son acumulados y concentrados rápidamente y sin esfuerzo, como nunca antes, en manos de una pequeña parte de la población. Al mismo tiempo, un número creciente de personas normales trabajadoras fueron sometidos a una mayor presión financiera, quedando endeudados o incluso en la quiebra. Estos hechos amenazan la democracia, especialmente cuando se presentan juntos. [1]

Puede que los bancos españoles y empresas del IBEX no estén en la cúspide del poder global, pero intuimos que su deuda les importa un ardite, al fin y al cabo detrás de ellos hay gestores, a los que se “premiará” por haber llevado a sus instituciones a la bancarrota con grandes indemnizaciones, o puestos de relieve en la política o en las más altas instancias internacionales. La “revolución gerencial” ha culminado con éxito, los gestores son impunes a las consecuencias de sus actos.

Mientras, la gente corriente trabajadora descubre que su casa es un activo tóxico. Un día un comercial –que cobra a comisión, por operación realizada- te convence de aceptar un préstamo para ser propietario de una vivienda, y al poco el inmueble, mejor dicho tu deuda, se cotiza al 7,78% de su valor de adquisición, y acaba en manos de un “fondo buitre” en New York; por el camino, mientras solicitan el desahucio, te reclaman más de 300.000 euros en concepto de “costas e intereses”, mientras te llaman amenazando que deberás pagar con todos tus bienes o perseguirán a tu hijo, a lo que respondes “Yo solo puedo pagar con mi enfermedad y mi sufrimiento”.

La democracia, tal y como afirmaba Zarlenga, se pone en cuestión, con el sintagma “no nos representan” ¿Por qué?

Juan Manuel López-Zafra, en El Confidencial, nos ofrece una explicación: somos torpes, poco eficientes, poco productivos, excesivamente burocráticos –no dice nada de la cada vez más grande burocracia empresarial-, y por tanto “deudodependientes”, necesitamos la deuda, pero tenemos un problema: “no podemos devolverla”. Y María Antonia Trujillo, ex-ministra de vivienda con el gobierno anterior del PSOE sentencia: “Quien tenga deudas que las pague. Que no se hubiera endeudado

¡Inclinaos más! ¡Que serviles sois y que rápido acudís a defender los argumentos de los poderosos! Pedís trabajo, esfuerzo, austeridad, virtud, mientras hacéis de este mundo un lugar cada vez más siniestro e inhumano ¿Acaso pedís la misma virtud a la élite a la que rendís pleitesía? ¿A los llamados “emprendedores”? ¿Se la pedisteis acaso a Steve Jobs, el más famoso de ellos? Antiguamente a un gran hombre se le exigía una gran responsabilidad, habéis dado la vuelta al axioma y hoy la responsabilidad mayor recae sobre los más débiles. Hipócritas, sois sepulcros blanqueados. No tenéis conciencia, y además vuestros argumentos son mentira.

Un escenario principal de lucha entre los hombres es el control monetario de las sociedades, este control ha sido y es ahora ejercido a través de teorías oscuras sobre la naturaleza del dinero. Si tiene que resumirse en una sola frase, es por la definición errónea de la naturaleza del dinero, que intereses particulares a menudo han sido capaces de asumir el control del sistema monetario de la sociedad, y, a su vez, la propia sociedad. Describir cómo se ha hecho históricamente hará estos conceptos claros, y es de esperar que barra la mistificación en la que el dinero ha sido envuelto de forma intencionada. [1]